Vigésimo cumpleaños del Truco

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Redacción

Guanajuato, Gto. 22 de marzo de 2011.- Veinte años de presencia en el gusto público de Guanajuato cumplió semanas atrás el café-restaurant Truco 7. Amparado por una obviedad nominativa, ya que el establecimiento se encuentra, precisamente, en la Calle de Truco número 7, mero en el centro de la capital guanajuatense, es un comedero que desde sus orígenes supo conquistar la preferencia de los comensales.

Hugo Rangel Cerrillo, propitario del Truco

Autodenominado como “uno de los más tradicionales de la ciudad”, es un café-restaurant donde se sirve “comida mexicana a precios accesibles, a visitantes y habitantes de la ciudad”. Y sí, su carácter tradicional bien parece venir, primero, del sabor antiguo de la casona donde se halla instalado. Techos altísimos, paredes muy gruesas y espacios bastantes irregulares —como se estila en esta Ciudad Patrimonio de la Humanidad— otorgan un rasgo particular al establecimiento. Ese carácter se acentúa con la presencia de innumerables objetos, muchos de ellos raros, piezas de coleccionista, artesanías y un sinfín de curiosidades donde se entremezcla la historia de su propietario, Hugo Rangel Cerrillo con un sinfín de creadores de toda laya.

Ubicado en pleno centro de la ciudad, y con un horario de 8:30 a 23 horas, el restaurant (también por esto puede decirse que es tradicional) es depositario de una leyenda relativa a un frenético jugador de cartas, allí exactamente en la calle de los trucos, la calle donde se realizaban clandestinamente juegos y apuestas. Tahúr que al calor de la jugada apostó a su mismísima mujer, perdiéndola.

El local, por supuesto, ha cambiado bastante en el curso de estas dos décadas. De aquel reducido espacio de dos habitaciones que era veinte años atrás, dedicado también a ofrecer al público montajes teatrales, recitales y otros actos de cultura, hasta su configuración actual, en que la preeminencia la tiene la comida, Truco 7 ha conservado no obstante sus rasgos característicos y el especial tiento por degustar una copa de vino tinto confortablemente. Igualmente la atmósfera musical se ha ido ajustando a las posibilidades de cada época, desde los casetes, que debían cambiarse con frecuencia y que se delataban con abruptos cortes de las melodías, hasta los almacenajes digitales de hoy, gracias a las virtudes de la computadora, que proveen un continuo musical típico, el restaurante ha sabido preservar también su atipicidad en este renglón.

Vista del famoso café-restaurant Truco 7 (Foto: Especial)

Y es también digno de mencionar que el restaurante consuma año con año una labor social poco conocida, en la que tienen cabida el destino de los alimentos cada día para apoyar a instituciones de beneficio social, la colaboración desinteresada en numerosos acontecimientos de orden público a invitación de instituciones de muy diverso género, como congresos, festivales y demás eventos semejantes.

Conocido porque sólo cierra dos días al año, el 1º de enero y el 25 de diciembre, este Café-restaurant goza del favor de la población local, así como de reconocimiento internacional, a pesar de que no compra espacios publicitarios (se jacta su propietario) ni hace promoción alguna. Los usuarios mismos reconocen sus méritos y en un dinámico boca a boca dan testimonio, casi siempre favorable, de su experiencia en el afamado Truco 7. Del restaurante donde disfrutaron típicas enchiladas mineras en un ambiente familiar, de mucha cordialidad, y un relajamiento inhabitual. Tanto así que seguramente dirán, con aire familiar: “las comí en el Truco” o bien “deberían ir al Truco”. Enhorabuena, pues, a este simpático lugar, auténtico centro de reunión de amigos, espacio ad hoc para hablarse de amores y aun para intentar recomponer el mundo, en un ambiente donde las sonrisas priman.