Dos poemas para la Semana Santa

Compartir

igeteo cultura

El Cristo de Santa Teresa, obra de José de Ibarra (1685-1756)

Guanajuato, Gto. 22 de abril de 2011.- Viernes Santo, dolorosa fecha para la grey católica, cima de la Pasión. Día marcado por una imaginería letal que honra el supremo sacrificio. Quien se baña en un día como hoy es como si se bañara con la sangre del mismo Cristo, solía decirse. En el templo, largas piezas de tela morada cubren las columnas, los pilares. En la catedral de México el oro reluce en las magníficas naves, altas y hermosas. El silencio como regla en un tiempo que no es el nuestro. La prohibición del gozo. Viernes Santo. Semana Santa. Pasión, muerte, color, en movimiento. Por eso vale la pena recuperar dos poemas, de autores guanajuatenses, donde las visiones de esta fecha palpitan con un ritmo diferente. Dyma Ezban y Jorge Olmos Fuentes tocan a su modo la luz de estos días, en primero en su libro La oración del suspiro, el segundo en su poemario Tierra del corazón.

*          *          *

XXII

Dyma Ezban

*

Señor,

quien ha visto el rostro de un muerto

impregna de eternidad su memoria.

No hay olvido, hay constante vivencia.

*

Un coche en el Bulevar Bocanegra

atropelló a un hombre,

cayó sobre el toldo y se siguió,

y a los cincuenta metros el cuerpo

se impregnó contra el cemento.

*

La impotencia de verlo caído

y no poderlo levantar,

la impotencia de sentir la vida

que se cierra y se diluye.

Sin ver, sin escuchar, sin sentir.

Sin regreso.

*

La memoria se impregna de eternidad.

*

Y si con esta memoria

se construyera la pasión de Cristo,

si la imagen del calvario

rondara en la mente como un cuerpo caído,

si la imagen de Jesús en la Cruz

habitara la memoria

como el rostro que no escucha.

*

Si la Resurrección del Hijo del Hombre

fuera uno con la memoria en forma de todo,

se acabarían las guerras, las muertes,

los intentos de faltarle al otro en vida.

Jesús vivo trajo la guerra,

Cristo resucitado deja la paz.

*

Quien imagine a Cristo

en su ascensión al padre

y lo viva en la memoria

como si fuera la misma memoria,

ha traído el cielo a la tierra.

*

Su verdadera memoria.

*          *          *

*          *          *

*          *          *

Consagración de primavera

Jorge Olmos Fuentes

*

Jesucristo se desnuda

como en la tierra la semilla

de lo inútil se desprende

se despoja y alimenta

con el polvo áureo de sus huesos

y la lumbre de su sangre

el ardor de las parejas que despiertan

ayuntándose   amorosas    amantes

el hambre de sus trabados cuerpos

lúbricos macizos

la ignición perfecta de sus labios

la nitidez

el azul eléctrico del aire.