Una Colorada(vale más que cien Descoloridas)

Estamos en fase de extinción

Compartir

La pasada semana, justo cuando la ONU celebraba la fiesta por los derechos humanos, un joven de 20 años ultimó a una veintena de niños, asesinó a sus maestros, a otros adultos y finalmente se suicidó. En el otro lado del mundo, un adulto chino, agredió con arma blanca a similar número de infantes escolares y aun cuando las investigaciones realizadas por John B.Calhoun[1], pudieran ser la explicación de lo que está ocurriendo en una sociedad agobiada por el estrés, de personas mayoritariamente jóvenes, sin muchas expectativas de contar con algún rol importante en una sociedad que les encierra en el desempleo, la muerte prematura por enfermedades como el cáncer y otras que eran de viejos, las muy bajas oportunidades de desarrollo pleno y la casi imposible salida a otras opciones.

En el experimento de Calhoun, patrocinado básicamente por el Laboratorio de Psicología del Instituto Nacional de Salud Mental[2], los descendientes de sus 4 parejas de ratones del proyecto “universo 25”, al llegar a ciertos parámetros de sobrepoblación, pasaron por una etapa conductual de: violencia —al interior y exterior del grupo en el cual se habían desarrollado—, el canibalismo de crías; conductas de pan e híper sexualidad, frente a muchos con una impresionante apatía al sexo, antes de recluirse en la “cloaca del comportamiento” y arribar a su inminente extinción.

A este y otros autores —antropólogos, sociólogos, psicólogos conductistas básicamente— en la misma línea, el capitalismo, simplemente terminó extinguiéndolos por la vía de la exclusión, pues les parecía que sus conclusiones eran demasiado aterradoras y podrían inhibir el consumo y por ende paralizar los mercados. Un reducido grupo de urbanistas ha intentado justificar la posibilidad de prevenir la delincuencia galopante sobre todo en las ciudades, partiendo de diseños que incluyan “vigilancia informal” —ver y ser visto— y control de los espacios, mediante iluminación adecuada por ejemplo. Sin embargo los que parecen sobrevivir son los que Calhoun en su experimento de ratones denominó “los hermosos” individuos aparentemente inmunes a la agresión que pasaban sus días acicalándose el pelaje, nunca procreando y mucho menos  participando de un tejido social ya quebrantado; siendo relevante el hecho de que las hembras procuraban no embarazarse y cuando lo hacían —casi siempre en edad avanzada— carecían de comportamiento maternal por lo cual un número elevado de crías no sobrevivían más allá de la edad de lactancia.

A casi veinte años de la muerte de este atrevido investigador cuyos argumentos inspiraron libros y filmes como las “galletas verdes, cuando el destino nos alcance”, la delincuencia es galopante, las guerras son el pan de cada día, el vandalismo —con el graffiti en las calles, la intrusión en inmuebles con el ánimo básico de destruir y si algo hay de su interés robar— parece una conducta imparable, las empresas vinculadlas con la seguridad —cámaras, armas de defensa, iluminación de todo tipo, escuelas de artes marciales, blindaje de autos, constructoras de cuartos de miedo, etc.— hacen su agosto, mientras que sujetos de 20 años asesinan a niños pequeños, los de más edad siguen viviendo en la casa paterna y los únicos que parecen felices, son aquellos cuyo centro de atención es el físico, al cual operan, modelan, someten a dietas atroces y arriesgan en transportes que les lleven rápidamente de un show a otro.

Como en el experimento de los ratones. algunos viejos alfa —más allá del ser machos, hembras y hasta homosexuales— tratan de defender su territorio desarrollando conductas agresivas e incluso abandonado el interés del grupo que comandan. ¿Será por algo similar que las reglas de convivencia —Estado de Derecho— dejan de ser sustento del anhelo humano de vivir en paz con justicia y plena libertad para convertirse en legalidad justificatoria del autoritarismo arbitrario?

En el tan claro ejemplo de CONACULTA y su brazo mercantil EDUCAL S.A. de C.V. el nuevo titular ¿se conformará con haber sido nombrado líder y defenderá su territorio sin importar el destino de los congéneres —al menos 100 familias de vecinos afectados en Coyoacán— a los que esta “legalidad de discurso y conveniencia” ha atropellado? Este caso y muchos otros que han intentado justificarse con la aprobación de una ley de uso de suelo contraria al interés de los habitantes del universo denominado ciudad de México son, a qué dudarlo, emblema de agresiones intragrupo ¿Qué diferencia hay entre el funcionario que va derecho y no se quita y el ladrón, el violador o el asesino? Cuando un amigo de Sócrates ofreció a éste una salida para huir de la muerte, el filósofo griego señaló que “una injusticia no puede responderse con otra injusticia”. En eso deberían pensar legisladores, jueces y por supuesto ejecutores de la voluntad popular a los cuales se les avasalla hasta con privación de su libertad.

Alguien dijo que “poder mata derecho” y vaya que lo sabemos, líderes —sobre todo los que hacemos de la expresión libre de la palabra y la comunicación nuestro más importante derecho— que ante nuestras acciones para lograr cambios en favor de la humanidad, lo que recibimos son: incursiones en nuestras propiedades —para robar y básicamente vandalizar— aumentos injustificados en servicios —luz, agua, gas, gasolina— aumento de impuestos impagables —predial incrementado por supuestas mediciones que no corresponden con nuestras escrituras ni realidad constructiva— amenazas de muerte —telefónicas, por internet y hasta personales—, todo con tal de callarnos y ocultar una realidad de abandono a la gente y conducta violenta de quienes se arrogan la conducción de grupos en verdadera etapa de extinción.

 *

[1] John B. Calhoun (mayo 11 de 1917 a septiembre 7, de 1995). investigador americano, con una vasta producción bibliográfica acerca de la extinción, la sobrepoblación y las conductas patológicas en tales circunstancias.

[2] Es desde 1946 uno de los 27 centros que conforman el NIH y está sectorizado con el Departamento de Salud y Servicios Humanos de los Estados Unidos. Su misión está enfocada a reducir la carga de enfermedades mentales y trastornos de comportamiento a través de la investigación del cerebro, la mente y la conducta. Apoya a universidades y hospitales en sus investigaciones y a un poco más de un millar de científicos, amén de informar de sus resultados a través de los medios masivos.