Histomagia

Deseo que venga…

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Guanajuato es un lugar muy diferente a todos los habidos en el mundo, no sólo por su geografía sino por las energías que se mueven por la ciudad. De noche, es maravilloso sentir que, aunque la calle está sola y no hay nadie contigo a tu alrededor, alguien te cuida o te ve de manera insistente. Los muertos viven en Guanajuato y, queriéndolo o no, te acompañan. Ahora imaginen cuando embebido en tu dolor, invocas la energía de un ser querido fallecido. El asunto es cuando a ese ser amado no lo dejas ir, o no llega a escucharte por el hecho que está ya del otro lado.

406647_2962405269599_2061929377_nCreo fervientemente que cuando alguien muere,  repito,  es necesario dejarlo ir para que pueda, según el imaginario colectivo, descansar en paz y así no ande vagando por las dimensiones etéreas, que constituyen en gran parte el universo. Esta semana, una de mis alumnas contó la pena que aún tiene por la muerte de su padre hace algunos años; el asunto no es que tenga la pena, el asunto es que en su dolor no midió sus deseos y ansias de volver a ver a su padre una vez más, que sin pensar pidió con fervor eso: volver a verlo sea como sea…

Y que se le cumple. Con el dolor a cuestas, desde que sucedió el fallecimiento, y debido a su petición irracional, ella ha podido sentir que su padre la cuida. Lo malo es que cuando intenta tocarlo,  verlo, acariciarlo, hablar con él, ese ser, se va o no se le presenta como quisiera: como en vida era con ella su padre. Me dice que desde ese tiempo, cada que duerme, sea de día o de noche, siente cómo sus sábanas y cobija levitan, y ella con su ojo astral ve cómo se levantan poco a poco de manera tan lenta que aunque debería temer, no tiene miedo, pues está terca que es su padre el que lo hace, ella, en su irracionalidad, sólo es capaz de sentir el frío de la madrugada en su cuerpo. No abre los ojos por nada del mundo, no porque no quiera, sino porque no puede hacerlo, pues su cuerpo se queda inmóvil a merced de todo lo que pueda entrar en su recámara y, lo peor, en ella. Siente de pronto alguien se le acerca a su cama, ella intenta desesperadamente abrir los ojos, pues siente que es su padre, desea que sea su padre en alma o como quiera  presentársele, desea verlo tan sólo una vez más, lo pide a gritos apagados desde el fondo de su alma…de repente escucha como ese alguien anda descalzo, pues cuando por fin abre los ojos poco a poco, el ente se aleja corriendo de ahí no sin antes tirar el vaso de agua que ella pone cada noche en su buró. Por fin abre los ojos y no hay nadie, pero sí un frío congelante en su habitación y la esperanza de que la próxima vez que duerma lo podrá ver y hablar con él, así como lo ha soñado desde que lo vio frío e inerte en un ataúd.

Yo le digo que es claro que ese ser que se le presenta no es el espíritu de su padre, porque si así fuera, hablaría con ella, se presentaría ante ella sin miramientos, no correría al saberla consciente. Lo que pienso es que ese ente es un ser de bajo astral que suplanta descaradamente a su padre para que, de esa manera, pueda entrar en su habitación y robarle la energía que lo alimenta, porque así es, los seres vampiros, sean demonios o personas vivas o muertas, absorben la energía de las almas buenas porque no pueden generarla ellos mismos, así que se presentan de manera intrusiva para poder abastecerse de esa energía. Cuando le dije esto, ella comenzó a llorar, no por la explicación dada, sino porque  aún no acepta que su padre ya no esté con ella, y ella insiste en verlo, sea como sea, así sea como un ser demoniaco que cada que ella duerme le hace levitar sus sábanas y que corre cuando la ve consciente.

La mentira y el autoengaño reconforta muchas veces, lo malo es lo que uno sin querer convoca a seres que ya viven contigo de manera permanente engañándote, porque él sabe que es lo que necesitas en ese instante de tu existencia. ¿Quieres saber más de estas historias de invocación por  la pena de falta de un ser querido? Ven, lee y anda Guanajuato.