Dos cosas contribuyen a avanzar: ir más de prisa
que los otros o ir por el buen camino.
René Descartes (1596-1650)

Cita José Martí que un pueblo no es libre sólo por arrancarse las cadenas del amo, lo logra cuando se despoja de los vicios de la pasada esclavitud y empieza a vivir una vida nueva, en una patria nueva, dejando atrás el servilismo, la debilidad y la lisonja, que las dominaciones despóticas utilizan como elementos de sometimiento sobre los pueblos esclavos.
Para mediados del siglo XIX la mayor parte de las posesiones de España en América se habían emancipado y en Cuba apenas se sentían los aires de libertad, que fueron arreciando por varios factores, como la ofensa de ser considerada una colonia sin derecho a participación activa en las Cortes; seguida por los efectos negativos a la economía por la caída en la demanda de azúcar, su producto principal en el comercio internacional, siendo, curiosamente, los Estados Unidos el principal comprador del producto, que generaron fuertes conflictos internos.
José Martí fundó el Partido Revolucionario Cubano en 1892, con el objetivo de lograr la independencia de Cuba y Puerto Rico por medio de las armas, ya que España no cedería el dominio por la vía pacífica. La revuelta se extendió con violencia y Martí murió en combate en mayo de 1895. Sin embargo, el avance cubano fue firme y para 1898 España estaba a punto de reconocer por fin la independencia. En este punto, los Estados Unidos ya se habían introducido en la industria azucarera y con astucia ventajosa enviaron al acorazado Maine, para defender los intereses de los ciudadanos estadounidenses, siendo en realidad una provocación para España. El 15 de febrero de 1898, el Maine explotó en el puerto de La Habana, muriendo 256 tripulantes y sin ninguna averiguación previa de por medio achacaron el estallido a una bomba enemiga.
Esta intervención pirata logró éxito cabal, pues a pesar del sacrificio y sangre de los insurgentes cubanos, que tenían prácticamente el triunfo en la bolsa, oficialmente fue Estados Unidos quien derrotó a la armada española y en los Tratados de París del 24 de octubre de 1898, les fueron cedidas las colonias de Cuba y Puerto Rico, además de Filipinas, sin la presencia de representantes antillanos. La independencia se logró hasta el 20 de mayo de 1902, si bien condicionada por el Congreso de los Estados Unidos que aprobó la Enmienda Platt, por la que unilateralmente se concedían licencia para dirigir la economía cubana, vetar convenios de Cuba con gobiernos extranjeros, se adjudicaban la base de Guantánamo, y se atribuían el derecho de ocupación militar en defensa de sus intereses, entre otros puntos ultrajantes. La abolición de esta enmienda neocolonial se logró hasta 1934.
Estados Unidos continuó interviniendo en la política cubana, con Fulgencio Batista, jefe del ejército cubano y personaje central en este renglón, conspirando constantemente para hacerse del poder, llegando a la presidencia para el período de 1940 a 1944 a través de elecciones legales. En 1952 volvió a presentarse como candidato y las pocas posibilidades de triunfo lo llevaron a decidir un golpe de estado, que con base en su mando militar lo instaló en la presidencia por segunda ocasión, conservándola hasta 1958, cuando fue derrocado por la revolución comandada por Fidel Castro. El período de su mandato e influencia, en el marco de una dictadura militar, estuvo plagado de corrupción, delincuencia, ineficacia e inestabilidad, bajo la complacencia de los gobiernos de Estados Unidos, que lo apoyaron para mantener sus privilegios en la isla, centro de diversión y prostitución en manos de la mafia norteamericana.
La corrupción alcanzó niveles escandalosos y provocó la irritación social generalizada, que tomó forma de insurgencia con las acciones de un grupo de jóvenes comandados por Fidel Castro, quien estuvo en nuestro país preparando la estrategia para una lucha armada de vuelta en Cuba. Gran parte del mundo vio con buenos ojos el derrocamiento de Batista y la entrada triunfal de Fidel a La Habana el primero de enero de 1959. Pero hubo temblores cuando Cuba se sacudió la hegemonía de los Estados Unidos y se alió abiertamente al bloque comunista, extendiendo y agravando la Guerra Fría.
Aún es poco tiempo para trazar el análisis histórico profundo e integral de la revolución cubana y del polémico ejercicio del poder absoluto por parte de Fidel Castro, sus luces y sombras. Pero tal vez el desplome de la Unión Soviética a finales del siglo XX y el bloqueo inflexible de los Estados Unidos fueron factores que actuaron en contracorriente a las posibilidades de un desarrollo cubano por una vía alterna al capitalismo imperante. Cabe agregar la falta de sensibilidad política, que bloqueó los caminos de la democracia y el surgimiento de liderazgos frescos, que tal vez le hubieran sido de gran utilidad a la sociedad cubana.
En 1961, Estados Unidos apoyó a contrarrevolucionarios exiliados, en lo que resultó la derrota vergonzosa de Bahía de Cochinos contra Castro. En 1962 se fundó la banda de los Rolling Stones en Londres y en el mismo año ocurrió la Crisis de los Misiles, momento álgido en el que literalmente el mundo estuvo al borde de una guerra nuclear masiva. En 1965 se despidió el Che Guevara de Cuba para tratar de extender la revolución marxista y en una carta enviada a Fidel acuñó su famosa frase Hasta la Victoria Siempre. Ese mismo año, los Rolling Stones lanzaron al mercado su tema emblemático (I Can´t Get No) Satisfaction y alcanzaron la cúspide de la fama mundial.
La letra denunciaba el desgaste depresivo que envolvía a la juventud, sometida a un consumismo implacable. Si no sirves para comprar no sirves para vivir, era el mensaje que se divulgaba machaconamente por la radio y la televisión y Jagger lo remarcaba con vehemencia:
When I’m drivin’ in my car / and that man comes on the radio, / He’s tellin’ me more and more / about some useless information / Supposed to fire my imagination.
When I’m watchin’ my T.V. / And that man comes on to tell me / How white my shirts can be / But he can’t be a man ‘cause he doesn’t smoke / The same cigarrettes as me / I can’t get no, oh no, no, no / Hey hey hey, that’s what I say
Castro nunca ocultó su menosprecio por el arte capitalista decadente, que incluía a la música de los Stones. No tengo idea de lo que pensaban los Stones sobre la ideología de los revolucionarios cubanos como Castro o el Che, si bien la imagen involuntariamente publicitaria de este último, sin duda les llegó a causar impacto.
Ahora Fidel se ha desdibujado con los años, al grado de ser considerado por sus detractores como un dictador nefasto y represor del mínimo tipo de disidencia. A pesar de todo, ha sobrevivido a once presidentes de los Estados Unidos y a sus críticas, parcialmente ciertas pero hipócritas, señalándolo como infractor de los derechos humanos. Asimismo, aun penosamente, logró resistir al aislamiento y las severas e injustas acciones de bloqueo económico y comercial. El Che Guevara murió por sus ideales, válidos o no, en 1967.
Soy un genuino admirador de los Rolling Stones, muy pocas canciones alcanzan el nivel sensorial de Ruby Tuesday y She´s Like a Rainbow. No puedo estar quieto si escucho Street Fighting Man, ensombrecerme con Gimme Shelter, o ponerme melancólico con Angie. Sin embargo, que me perdonen, pero tras la segunda formación con Mike Taylor hasta 1975, empezaron a perder creatividad y simplemente a repetirse en cada nueva producción, lo que les alcanzó muy bien para consolidar un sólido imperio comercial hasta la fecha, ofreciendo conciertos para sus admiradores de la tercera edad e impactando en muchos jóvenes que los han escuchado en los discos de sus padres y abuelos.
El Concierto de la Amistad del 25 de marzo del 2016 en la Habana, parece haber sido financiado por un organismo filantrópico instalado en Curazao, la Fundashon Bon Intenshon (FBI), estimando un costo de alrededor de seis millones de euros para este proyecto de solidaridad internacional. La influencia de Fidel y Raúl Castro se extingue y en Cuba no se vislumbra claridad en la transición. El pueblo cubano se siente agobiado por los años de aislamiento y parecen ansiosos de transitar a un sistema que les parece más cómodo. Así lo hicieron Rusia y hasta China, por qué no ellos. Los Estados Unidos han sido pacientes, pero ahora pueden saborear el desagravio y reencauzar a Cuba hacia sus dominios de producción y consumo, el camino del progreso. ¿Volverá a ser la isla de diversión, prostitución y vicio, propiedad de los gánsteres norteamericanos? El tiempo lo dirá, creo yo, en menos de diez años. ¿A qué fueron los Rolling Stones a Cuba? Si con un poco de simpatía por el diablo, fueron conscientemente utilizados para calibrar un ambiente antillano favorable a los fines capitalistas, sentiría pena que hayan cantado (I Can´t Get No) Satisfaction y se hayan ido tan campantes. En la fantasía de los Piratas del Caribe, Teague Sparrow, padre de Jack, fue un pirata de los más temidos en el mundo y nadie mejor que Keith Richards para representarlo.