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Futbol: Parte de la Vida Misma (II/II)

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ubo una época romántica pre-mediática en el que este deporte jugado en equipo, hacía surgir en los jugadores valores humanos que se han ido olvidando en aras de la comercialización, del «show business» millonario, y uno de los valores más importantes: la lealtad y el amor a la camiseta, han quedado en el olvido. ¿Cabe una renovación transformadora?

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En su vida, un hombre puede cambiar de mujer, de partido político o de religión, pero no puede cambiar de equipo de fútbol.
Eduardo Galeano (1940-2015) Escritor uruguayo.

Entre un niño y el balón se produce un sentimiento filial que se comparte con el compañero de juego, tocándolo con un atrevimiento respetuoso ante el rival tratando de no perderlo, avanzando siempre hacia la meta gloriosa del gol, con una mecánica basada en sensaciones espontáneas, sin que exista la previa condición de las explicaciones de un experto. Ese es el futbol, la sencillez del deporte que el inolvidable Ángel Fernández bautizó como El Juego del Hombre, para el que se requiere simple y sencillamente un balón, una cosa redonda como el mundo, que reúne a su alrededor a millones de personas, sin distinción de razas, credos o fronteras, entusiasmadas con su práctica y ávidas del futbol espectáculo.

Escuela Oficial de futbol

El juego de una pelota golpeada con los pies debe remontarse a miles de años, pero la Federación Internacional de Futbol Asociación (FIFA) señala que existen alrededor de seis juegos que bien pudieran considerarse como los precedentes del futbol, siendo el más antiguo el que se describe en un manual chino de ejercicio militares, ubicado en la dinastía Han, entre los siglos II y III aC, juego conocido como Ts´uh Kúh, que “consistía en una bola de cuero rellena con plumas y pelos, que tenía que ser lanzada con el pie a una pequeña red. Ésta estaba colocada entre largas varas de bambú, separadas por una apertura de 30 a 40 centímetros”. Existen también evidencias de un juego japonés llamado Kemari, desarrollado después del siglo II dC, también del Epislcyros jugado en Grecia, del Harpastum romano del siglo VII dC introducido en Gran Bretaña. En la página web elfutbolymasalla se presentan referencias que indican que en épocas más recientes, en Inglaterra, surgió el Futbol de Carnaval (Shrovetide Fut-Balle), con dos equipos que luchaban con fiereza para llevar la pelota, usando pies y manos, hasta una rueda de molino como meta, claro antecedente del rugby. Este juego se extendió hacia la Europa continental, llegando a la Toscana a mediados del siglo XVI, en donde se reordenó bajo una serie de reglas, llamándolo Calcio Fiorentino.

La FIFA reseña que la raíz del futbol más apegada a la forma como se practica en la actualidad, germinó en Inglaterra como una derivación del rugby-football, la cual se formalizó con la creación de la Football Association en 1863. El deporte se diseminó rápidamente por Europa y por el mundo entero, de tal forma que el 21 de mayo de 1904 se fundó la Fédération Internationale de Football Association (FIFA), precisando los primeros estatutos con la participación de los representantes de Francia, Bélgica, Dinamarca, Holanda, España, Suecia y Suiza. El primer juego entre selecciones de países europeos fue entre Francia y Bélgica, jugado bajo las reglas de la Football Association Ltd.

Bajo el liderazgo del tercer presidente Jules Rimet, la FIFA se impulsó de forma extraordinaria, con suficientes federaciones nacionales como para constituirse en competencia olímpica en los juegos de París de 1924, con la participación de 24 selecciones, donde el sorprendente equipo del lejano Uruguay asombró al mundo conquistando el título con un estilo fascinante y resultados contundentes. Tras los Juegos Olímpicos de Amsterdam en 1928, Uruguay revalidó su título de campeón olímpico jugando el partido final contra Argentina. Sudamérica comenzaba a sobresalir.

El éxito del futbol amateur en las olimpiadas perfiló el interés de la FIFA por organizar un torneo entre los países afiliados y Uruguay se postuló como candidato para celebrar el primer campeonato mundial de Futbol, con argumentos de peso: dos campeonatos olímpicos, compromiso de costear el torneo, un estadio Centenario imponente recién construido, más el motivo adicional de que en 1930, año sugerido, se conmemoraría precisamente el centenario de la independencia uruguaya. Aun así, los países europeos pusieron trabas por la distancia hasta Sudamérica, lo que significaría dos meses de paro en los torneos nacionales. Sin embargo, el entusiasmo pleno de romanticismo deportivo del gran Jules Rimet, hizo posible el viaje de las selecciones de Francia, Bélgica, Yugoslavia y Rumania. El éxito de la primera Copa Mundial de Futbol fue patente en lo deportivo y en lo económico, pero Uruguay guardo cierto resentimiento hacia Europa, ya que presupuestaba un número mayor de equipos europeos participantes y en represalia cuatro años después (1934), no se presentó en Italia a defender el título mundial. Un dato importante es que la final de este campeonato, en la que Italia venció a Checoslovaquia, fue narrada por primera vez en transmisión radiofónica.

En 1938, Rimet logró el sueño de realizar la Copa del Mundo en Francia e Italia se coronó campeón nuevamente. Los aires de la II Guerra Mundial soplaban con fuerza y el mundo se olvidó del futbol. Pero el rumbo estaba trazado y la imponente historia de los campeonatos mundiales de fútbol se pudo reanudar con más fuerza que nunca hasta 1950 en Brasil, con la tragedia del Maracanazo, en la que el confiado equipo brasileño vio a Uruguay arrebatarle el trofeo que sentía tener en sus manos, y que a partir de entonces se denominó Copa Jules Rimet, en honor del hombre que elevó las expectativas del futbol hasta las nubes, en una época en la que entre directivos, jugadores y equipos prevalecía el honor y la fidelidad por sobre todas las cosas. Durante la presidencia de Jules Rimet el número de asociados pasó de veinte en 1921, a ochenta y cinco cuando se retiró en 1954.

México participó en la primera Copa Mundial en Uruguay, perdiendo sus tres partidos, anotando 4 goles pero recibiendo13. No participó en las copas de 1934 y 1938, regresando hasta 1950 en Brasil, hilvanando participaciones en Suiza 1954 con Alemania como campeón. Suecia 1958 donde logró sumar su primer punto en empate con marcador de 1 a 1 frente a Gales, con gol de Jaime Belmonte, jugador del Irapuato. En Suecia se coronó Brasil por primera ocasión. Chile 1962, con el primer triunfo de México ante Checoslovaquia y en el que volvió a ser campeón el equipo de Brasil. En Inglaterra 1966 logró dos empates, insuficientes para pasar a la siguiente ronda y México 1970, donde logró el ansiado pase, pero perdiendo ante Italia. Brasil fue campeón por tercera ocasión adjudicándose por tanto, de acuerdo a lo convenido por la FIFA, el trofeo Jules Rimet a perpetuidad.

Para 1974, México no asistió a la entonces Alemania, pues perdió vergonzosamente en las eliminatorias previas en un inédito y absurdo torneo hexagonal organizado por la CONCACAF y realizado en Haití. En Alemania destacó el futbol total de Holanda, la famosa Naranja Mecánica, y Johann Cruyf como su jugador más talentoso, pero Alemania pudo superarla y se hizo del título mundial. México regresó en 1978 participando en Argentina y perdiendo los tres partidos, lo que le valió el mote de Ratoncitos Verdes; Argentina se hizo del trofeo por primera vez en su historia.

Para el campeonato de España 1982, México no participó, perdiendo nuevamente el boleto en las eliminatorias. En España se incrementó a veinticuatro el número de equipos y el vencedor fue Italia con su goleador Paolo Rossi y el veterano arquero Dino Zoff.

Para 1986 Colombia tuvo que renunciar a la celebración del campeonato mundial, debido a que no logró cumplir a tiempo las condiciones de organización establecidas por la FIFA, pasando la estafeta a México que ya contaba con una infraestructura suficiente para resolver este dilema y en lo deportivo, el equipo mexicano alcanzó la máxima posición de su historia, llegando hasta cuartos de final en donde perdió en duelo muy parejo y cerrado ante Alemania. El campeón del Mundial fue Argentina, de la mano de Diego Maradona. México fue descalificado para el mundial de 1990 a realizarse en Italia, ya que se denunció que en el campeonato mundial sub-20, integró a jugadores que excedían por mucho el límite de edad, en el gran bochorno de lo que se llamó Los Cachirules. El campeón en Italia fue Alemania, ganándole la final al equipo de Argentina.

México enderezó la nave y a partir del campeonato mundial de 1994, celebrado en los Estados Unidos, no ha faltado a la cita, asistiendo consecutivamente a los torneos de Francia 1998, Corea-Japón 2002, Alemania 2006, Sudáfrica 2010, Brasil 2014 y Rusia 2018, obteniendo en todos ellos el pase a los octavos de final y logrando algunos triunfos sobresalientes que han permitido que un número importante de jugadores hallan llamado la atención, siendo contratados por equipos de relevantes ligas europeas. Los triunfadores de estos campeonatos fueron: Brasil (1994), Francia (1998), Brasil (2002), Italia (2006), España (2010), Alemania (2014) y Francia (2018). Ocho equipos monopolizan el reparto de trofeos. Brasil con cinco campeonatos, seguido de Alemania e Italia con cuatro; Argentina, Francia y Uruguay con dos; y España e Inglaterra con uno.

Albert Camus declara: Todo cuanto sé con mayor certeza sobre la moral y las obligaciones de los hombres, se lo debo al fútbol. El futbol se juega en equipo y se fortalece con el entendimiento de los jugadores dirigidos por un entrenador inteligente y motivador, quien selecciona a los jugadores que demuestran estar en su momento en los equipos y posiciones en las que juegan, lo que sirve al equipo técnico para definir estrategias con esta base de jugadores. En la estructura, los directivos gestionan recurso de diversas fuentes para contratar deportista profesionales eficientes y cumplir el anhelo de los aficionados de ver a un equipo espectacular y ganador. En el terreno de juego destacan los valores humanos de humildad y sacrificio en aras del triunfo en equipo, la generosidad sobre el lucimiento personal, la valentía, el arrojo, la inteligencia, el deseo constante de superación, la lealtad al equipo y a sus simpatizantes. Todo lo que resaltaba en los enormes jugadores de la época romántica de un profesionalismo aún no copado por la comercialización. Todo parece haber cambiado, ya no existe la lealtad y el amor por la camiseta es transitorio en tanto exista una mejor propuesta de cambio. Los colores se desvanecen entre las múltiples marcas comerciales que patrocinan a los equipos. Los promotores inflan los costos de los traspasos hasta cifras multimillonarias. El dinero flota y manda en el show business y el deporte se corrompe dentro de una cultura francamente mediática que olvida los valores humanos. El futbol como deporte requiere pues de una nueva transformación, para reconstituirse como ese factor que impulsa las verdaderas hazañas que trascienden el terreno de juego para inspirar ideales elevados en los seres humanos, a pesar de la exactitud que entraña la frase del entrenador italiano Arrigo Sacchi: El fútbol es la cosa más importante de las cosas menos importantes.