El mundo, no solo el país y el estado, están viviendo tiempos convulsos y complejos. No solo en los temas de violencia o inseguridad; de preferencias electorales o en general de la política, que se va de extremo a extremo, tanto de izquierda como de derecha en las preferencias ciudadanas y nadie sabe en qué van a parar.
Las protestas y manifestaciones de las mujeres que han alzado la voz para denunciar la desaparición, la invisibilidad, la violencia y la muerte de sus compañeras; la discriminación, los abusos y los acosos de profesores o de compañeros o jefes en lo laboral, ya no las calla nadie.
El fallecimiento en condiciones aun no esclarecidas, de la joven estudiante Ana Daniela, hace unos días en la capital del estado, dieron muestra de la fuerza de las mujeres que no solo se manifestaron en la capital sino en varios municipios, para exigir un freno a la violencia en contra de las mujeres.
Desde la fiscalía y desde la propia Universidad de Guanajuato, ayer mismo se fijaron posturas a través de comunicados en torno al caso, sin embargo, conviene señalar que la solidaridad en discurso y más escrito, no convence a nadie, hace falta la sensibilidad de la palabra y el acompañamiento.
Finalmente tanto el Instituto Nacional Electoral, como el Instituto Electoral del estado de Guanajuato, se hicieron a un lado en la petición del diputado Ernesto Prieto, para que sea reconocido como dirigente estatal de Morena en Guanajuato,… otra vez.
Y es que efectivamente el devolverle la dirigencia estatal al diputado no es una decisión que se tome en los órganos electorales, es claramente algo que tendrán que decidir en la sede nacional de Morena, allá donde está la comisión de Honestidad y Justicia que le tiene muina y que lo ha expulsado 3 veces.
Así las cosas, no podría asegurarse que la ahora secretaria en funciones de presidenta, Alma Alcaraz Hernández, se vaya a hacer a un lado para decirle con toda amabilidad, claro Ernesto, me quito yo pa´ que te pongas tú. Eso ya ni en las telenovelas.
