EL BALCÓN DEL PALACIO. Ahora sí, en la sesión del pleno del Congreso de este martes, los 35 diputados –de 36—que integran la actual legislatura, estuvieron en orden en sus respectivas casas u oficinas conectados y sin problemas de trasmisión, apenas 24 horas después de que la Junta de Gobierno modificó la normativa para las sesiones remotas que quedan pendientes y que son varias.
Hay que recordar que prácticamente lo que resta del mes y hasta la última semana, se evaluará si ya se retoman las sesiones presenciales dependiendo de la instrucción sanitaria y si su majestad COVID-19, así lo permite.
Luego de la pataleta que hicieron algunos legisladores rebeldes, que primero negaban que anduvieran en traslados durante las sesiones legislativas, cuando en las imágenes eran más que delatoras y hasta derecho de réplica, pedían para que se corrigieran señalamientos, todo quedó en un amague y al parecer ya les quedó claro que algún respeto deben tener para el poder que representan.
Pero eso de la presentación es una cosa y otra los contenidos que en cada sesión de Pleno se ventilan en el orden el día, las iniciativas y en los asuntos generales, porque siguen prácticamente en la misma tesitura del discurso aburrido y a veces pendenciero de la defensa a ultranza de las políticas que se empujan desde la federación y la 4T y la imposibilidad o improcedencia en la entidad.
Al estado los morenistas ya saben dónde apretarle: la Seguridad, la Fiscalía y el Golpe de Timón; en la Federación, los panistas se van por la falta de apoyos a los empresarios, al campo, el desempleo, la falta de estrategia en salud, y una larga lista.
EL HOMICIDIO DE UN POLICÍA en la capital, prende los focos rojos en materia de seguridad, ya que aunque se habían registrado algunos hechos violentos a finales del año pasado, la violencia regresa nuevamente ahora con más furia.
El ataque perpetrado en la zona sur casi en la colindancia con el municipio de Irapuato, obligará a que esa zona de alto crecimiento poblacional, tenga refuerzos importantes en el patrullaje, si no quieren acabar convertidos en tierra de nadie, donde reina la ley del más fuerte, que no precisamente es la autoridad.
