Cuando las mariposas aletean

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Hugo Juarez

Quien controla el pasado, controla el futuro. Quien controla el presente, controla el pasado.

George Orwell

Al inicio fueron las multitudinarias manifestaciones a través de toda la Unión Americana para protestar en contra de la impunidad policial. Luego, Black Lives Matter fue la punta de lanza que empujó como fichas de dominó la caída, primero, del apoyo social y, luego, económico a la policía , para seguir con la defenestración de estatuas de bochornoso pasado y que remató con cambios en instituciones de la cultura y el deporte.

El asesinato a manos de la policía de George Floyd, y otros tantos afroamericanos, provocó tal ola de indignación antirracista que cuestionó de entrada el papel de los uniformados en las instituciones escolares, en donde desde la masacre de Columbine (1999) no sólo han demostrado su ineficiencia evitando más asesinatos, por el contrario sólo han sido eficientes deteniendo minorías raciales. Del total de detenidos en los planteles cerca del 70 por ciento han sido hispanos o jóvenes de color, siendo que constituyen sólo el 40 por ciento de la población escolar.

En Arizona la escuelas han expulsado a los policías encargados de su «seguridad», luego de que los jóvenes afroamericanos se sintieran intimidados por incidentes en octubre en algunas high schools, en donde un oficial rociara con gas a dos docenas de estudiantes sin advertencia alguna. En la ciudad de Chicago la situación no es muy diferente y ya han empezado a someter a votación deshacerse de los uniformados. Por su parte, en el estado de Washington la mayoría del consejo de la ciudad de Seattle se compromete a apoyar el plan de desfinanciación de la policía.

No muy diferente suerte han corrido Cristóbal Colón y la reina Isabel I de Castilla, quienes ya no tienen espacio en los municipios estadounidenses de Baltimore y Sacramento: «no podemos corregir los errores de nuestro pasado, pero podemos reconocerlos y comprometernos a construir un futuro más equitativo y justo para todos», dijo el gobernador de California Gavin Newsom, luego de que sus estatuas fueran removidas de esas ciudades. Les fue bien.

En San Francisco un grupo de manifestantes derribó una estatua del conquistador Fray Junípero Serra, mientras que otro grupo hizo lo mismo en Los Angeles. Jessa Calderón, activista indígena, justificó el ajusticiamiento asegurando que: «La historia de las misiones en California es de horror, brutalidad y opresión para imponer la religión y las leyes de otro continente a los indígenas. Para nosotros esta efigie es como si a un judío le obligaran a pasar por delante de una estatua de Hitler todos los días».

En Nueva York una estatua ecuestre de Theodore Roosevelt frente al Museo de Historia Natural va a ser retirada porque está acompañada de un indígena y un negro semidesnudos. Por su parte, en el condado de Orange, California, se presentó una resolución para pedir que el aeropuerto regional deje de llamarse como el actor John Wayne, famoso en su tiempo por declarar: «Creo en el supremacismo blanco mientras los negros no se eduquen hasta alcanzar cierto nivel de responsabilidad». Este duelo lo pierde el vaquero, seguro.

Caían la estatuas cuan enanas eran en su simbolismo, cuando se vino otro cambio más significativo: el equipo de fútbol americano Pieles Rojas de Washington (1933) decidió tras décadas de discusión, cambiar su nombre. Luego de que organizaciones nativoamericanas exigieran en una carta a la NFL (Liga Nacional de Futbol) «iniciar un proceso de reconciliación sólido y significativo que repare las décadas de violencia emocional y otros daños graves que el nombre racista del equipo le ha causado a los pueblos indígenas». Patrocinadores como Nike, Fedex y Pepsi se unieron a la demanda social y así los Redskins se deshicieron del nombre y el logotipo. Juego perdido.

En la picota socialvirtual lucen lo mismo los hot cakes Aunt Jemina, compañía que también se comprometió a cambiar su logo y nombre, así como las caricaturas de Paw Patrol, claro por apología de la policía, de quien Nickelodeon sacó de su programación. Los tiempos están cambiando y el descontento social vino a confirmar aquel proverbio chino: «cuando una mariposa aletea, se forma un huracán en otra parte del mundo».

Hugo Juárez