Distrito Capital

La incertidumbre como principio

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El desarrollo del capitalismo, en algunos países, dio lugar a grandes excedentes de producción, obligando a los gobiernos a lanzarse a una carrera de expansión imperialista para garantizar mercados exclusivos.

Conforme crecían, los imperios trataron de reprimir los movimientos de las minorías sociales oprimidas. Los oprimidos, por su parte, revivieron sus espíritus nacionalistas, radicalizando los antagonismos nacionales.

Conforme el discurso y el actuar radical crecía, se impuso la necesidad del autoabastecimiento y racionalización de la economía, que permitió a los Estados tomar las riendas de la centralización de las decisiones de empresa, limitando el actuar de las cámaras y sindicatos. El descenso de la producción agrícola, producto de los movimientos sociales internos y del miedo, originó escasez y pobreza. El Estado promovió racionar los alimentos, haciendo más difícil la vida de la población civil.

Se suprimieron las libertades individuales, se censuró a la prensa, se incrementó el poder militar y se impuso el derecho de requisa, que es aquél acto administrativo unilateral donde se impone a un particular, con base en el interés general, la transferencia de la propiedad de sus bienes. Se quitaron facultades al parlamento y se incrementaron las atribuciones del Poder Ejecutivo.

Así iniciaba la Primera Guerra Mundial.

Pocos años antes, a finales del siglo XIX, el matemático francés Henri Poincaré establecía que pequeñas variaciones en las condiciones iniciales de un fenómeno, dan lugar con el tiempo a trayectorias muy diferentes. « Cuanto más largo es el intervalo de tiempo durante el que deseamos predecir la evolución del sistema con una determinada precisión -afirmaba-, mayor es la precisión con la que necesitamos conocer las condiciones iniciales. » A inicios del siglo XX, el físico cuántico Werner Heisenberg establecía su principio de incertidumbre que de manera simple, establece que si se determina con gran exactitud la posición de una partícula, se tendrá una gran incertidumbre sobre su velocidad o lo que es lo mismo, que no es posible otorgar a dos variables, un valor con exactitud.

Si combinamos la dinámica no lineal de Poincaré con el principio de incertidumbre de Heisenberg se puede concluir que para predecir satisfactoriamente el futuro, se requieren conocer las condiciones iniciales con una precisión que viole el principio de incertidumbre, lo cual es imposible. Así, lo único que es posible determinar es el camino al cual nos llevará una determinada acción, basada en el conocimiento de los resultados de esas decisiones en el pasado, matizados estas mismas predicciones por las demás variables.

Lynn Hasher y David Goldstein, de la Universidad de Temple, así como Thomas Toppino de Villanova University, establecieron en 1977 los resultados a su estudio « Frequency and the Conference of Referential Validity », en el cual expusieron sus resultados al repetir constantemente frases las cuales solían ser falsas, pero plausibles y potencialmente verificables: en la medida en que las mismas eran repetidas hacia los sujetos, cambiaban su percepción de falsas a verdaderas, generando lo que ellos denominaron « validación referencial ». En otras palabras, mientras más personas conozcan y repitan una determinada frase, cambiará la percepción hacia otros sujetos de los fenómenos que pensamos conocer.

La red social Twitter, por allá del año 2014, reconoció que el 8,5% de sus cuentas no correspondían a una persona que interactuara constantemente, sino que estaban reverenciadas a una aplicación que corre automáticamente mensajes programados a través de una interfaz computarizada, para repetir continuamente los mismos, y crear una determinada verdad. Estos mismos se conocen como « bots ».

Existe una herramienta en línea que se denomina Twitter Audit (twitteraudit.com), que permite conocer la cantidad y calidad de tuiteros, categorizándolos en reales y falsos. Por ejemplo, el Presidente López (@lopezobrador_) tiene un 73% de usuarios reales, mientras que Felipe Calderón (@felipecalderon) posee un 81%. Diego Sinhué (@diegosinhue) tiene así, un 91%, mientras que Claudia Sheinbaum (@claudiashein) posee un 89%.

Los estudios de Hasher, Goldstein y Toppino establecieron que los humanos somos extremadamente sensibles a cambiar nuestra percepción a través de la repetición constante de una determinada frase, creando nuestro propio imaginario al respecto de un evento. Bastó con repetir 20 de 140 frases, en tres sesiones, para cambiar la percepción de su contenido hacia los participantes del experimento de « incierto » a « posiblemente verdadero ».

Así, más de un 20% de usuarios de twitter que repitan un mensaje proveniente de la cuenta de un usuario, comunicador o político, podría cambiar la percepción de quien interactúa al respecto de un determinado fenómeno.

Si solamente se utiliza la repetición del mensaje, será imposible medir el impacto de las demás repercusiones, por el propio principio de incertidumbre. Entre las mismas están, por supuesto, los demás usuarios y comunicadores que utilizan también más del 20% de bots para repetir sus mensajes u otorgarles un « me gusta ». Estas pequeñas variables, hoy, darán origen a futuros muy diferentes.