Una de las mejores cosas de Guanajuato, es que puedes conocer personas de diferentes países, trabajos, religiones, personas que guardan en su interior todo un cosmos creado desde su propio ser autosuficiente cuya magia cambia todo lo que toca, el saber de esas otras culturas que cada individuo guarda que la hacen única, diferente, singular…sí, la diversidad define a la ciudad como cosmopolita, que nos da experiencias fascinantes, y ayer, pude verla frente a mí.

Siempre he creído que conocer por medio de la diversidad de lecturas a espíritus compatibles, almas que saben desde su conciencia que este mundo funciona de extrañas maneras coincidentes, era sólo un pasaje literario, científico social, natural. Ayer me invitaron a celebrar una vuelta más al sol de mi amigo Gerardo. El camino a su casa es hermoso: árboles que cubren con su follaje y forman un túnel verde que guía el camino empedrado evocando lugares mágicos que te llevan directamente a la casa de piedras azules, de helechos, de fuentes, de soledades compartidas con sombras que aparecen por las noches, pasan, están pendientes de ti, te respetan por saberte ahí, en ese momento de acompañamiento a nuestro amigo, te saben fuerte, tan fuerte como ella.
Cuando llegamos a la reunión, bajamos por un pasillo y escaleras que nos llevaron a una fuente donde una gárgola de león cuidaba la entrada, y nos daba la bienvenida, el agua estaba presente. En ese momento, éramos pocos, cinco personas, nosotros entregamos el regalo de cumpleaños, y nos sentamos en una mesa redonda. Los que saben dicen que ese tipo de mesas contienen en su centro la fuerza primera de los que la rodean, logrando así una nueva energía que genera un estado receptivo de lo que nos rodea. Nos sirvieron bebidas, botana sana, y comenzó el vaivén de las pláticas, risas, canciones, que preceden a una excelente velada.
Para mí, observar lo que te rodea en cada lugar que visitas es ritualmente prioritario, por lo que mis ojos veían el muro de piedra imponente que albergaba libros de contaduría, arquitectura y arte, ese muro representaba la tierra de dónde venimos y a donde vamos, y el cómo debemos de conocer la construcción del mundo propio desde la belleza. Y entonces, de repente, llegó ella, Olga, en compañía de unas compañeras de trabajo, yo ya había tenido contacto con ella por el trabajo que nos ocupa por medio de aplicaciones digitales, así que verla en persona, me hizo reconocer que la belleza mágica trasciende el tiempo y el espacio.
Inesperadamente, a ella la llamó el fuego, salió a fumar con Héctor, un buen amigo que sabe de facto el poderío que desde siempre ella le ha revelado, fue entonces que el humo impregnó su cabello suelto de libertad energética indomable evidente durante la velada. El fuego del hogar nos dio la comida alquímicamente realizada por otra compañera cuyo nombre evoca el liderazgo, el sonido que guía: Silveria. La compañera Paty inició las bendiciones a los alimentos y durante la reunión se apoderó del aire, pues su canto en el ocaso evocó a las sirenas que mar adentro hacen que el más versado en letras, pierda sus sentidos en la emoción. El viento estuvo presente siempre, afuera el follaje de las plantas bailaba al sonido que el frío provocaba: agua, tierra, aire, fuego…y ella que los contenía todos, y sí los contenía, porque, como me dijo después: “tú sabes que no puedo dejarlos salir”.
Encontrar un ser con ancestros tan importantes como el mismo dragon, sus raíces de República Dominicana, Brasil, su ascendencia libanesa, más que un ser interesante la hace un ser único que siempre muestra su valía con su sola presencia; ser ancestral que se sabe contenida en su propio cuerpo y mente por donde fluye la sabiduría de esa única sangre que está escrita en sus propias manos cuya línea es completa, su propia sangre es antídoto de las más hechizas enfermedades que acechan la mente y el corazón de las personas: “respeten al mar y a la brujería”, sapiencia de su madre quien en su mente dicta ese temor, ese guardar silencio ante la incontrolable fuerza de las mareas que llegan desde el abisal hasta esas cosas que dicen que no existen, pero suceden.
Pues bien, jamás pensé encontrar un alma, un espíritu en libertad, sabia. Ella puede sorprenderte y hacerte imaginar, con su sola presencia, lugares remotos y extraños, llenos de alegría de luz de luna, con el pelo al viento, desatando tempestades con su sola presencia, ejerciendo el poder que sus ancestros le han dado, no un don, si no el resultado del poderío energético que su estirpe le ha dado, es una fortuna que pocos pueden tener, tan ella. Tal vez por eso la vida me dio una segunda oportunidad, la magia, coincidir con ella, es un verdadero regalo aquí y ahora, y que brindó, ayer, un místico cumpleaños a mi amigo Gerardo, imposible no agradecerle a Dios, haberla conocido. Su misterio está guardado en esa mirada que reconoce a primera vista a los seres mágicos que la comprenden, ¿quieres conocerla? Ven, lee y anda Guanajuato.