Después de sufrir y vencer al cáncer de mama, Sara Estrada decidió compartir su experiencia y ayudar a otras mujeres a prevenir dicha enfermedad y luchar contra ella. Tuvo que padecer dolores físicos y morales en una época en que la tecnología médica no tenía los avances de la actualidad, pero esto le sirvió para reflexionar sobre la importancia de vivir a plenitud y servir a los demás.
Cuando le detectaron la enfermedad sintió miedo, cuestionó el sentido de la vida, surgieron muchas preguntas: ¿qué pasará si muero?, ¿quién se hará cargo de mis hijos? , mientras, crecieron más la incertidumbre y el miedo. Y fue precisamente el amor de quienes la rodeaban, el faro que la sacó de las tinieblas.
Con una suavidad y ternura que tocan el alma, Sarita relató que después de un año muy largo, derrotó al cáncer, entonces, decidió que su vida cambiaría porque no iba a permitir que otras mujeres padecieran lo mismo que ella, y desde hace 20 años dirige al Grupo Reto, que en la capital de Guanajuato ha salvado muchas vidas.
Consciente de que el padecimiento puede ser curable si es detectado a tiempo, ella y su grupo de voluntarias, llegan a comunidades rurales, barrios y colonias a ofrecer pláticas, ellas bien saben que el mejor método para conservar la salud es la prevención e insisten en que cada mujer debe asumir su responsabilidad en el cuidado de su cuerpo y así, disminuir los factores de riesgo que se pueden controlar, como por ejemplo, el sobre peso y los hábitos alimenticios y vigilar de cerca las manifestaciones de aquellos que no pueden cambiar, como la edad y la herencia genética.
Pero el trabajo va más allá porque cada semana llevan a León a un promedio de 15 pacientes para la práctica del Papanicolaou, densitometría ósea – estudio de los huesos – mastografía y ultrasonido, en ello colabora la clínica Salud Digna con tarifas muy bajas, y cuando las personas no pueden pagar, el Grupo Reto absorbe la deuda.
Y aún más: en base a los estudios realizados, encaminan a las pacientes a instituciones como: el ISSSTE, Seguro Social, o a la Secretaría de Salud de Guanajuato, y las acompañan en todo el proceso con atención sicológica, terapia ocupacional o entrega gratuita de prótesis. En estos 20 años, Sarita ha logrado tejer una red de colaboradores, como los laboratorios que le regalan las prótesis, o los grupos de mexicanos residentes en los Estados Unidos, que obsequian pelucas. A esa red de ayuda se han unido el DIF y la Dirección Municipal de Atención a las Mujeres.
EL RETO
Está consciente de que falta mucho trabajo para erradicar el padecimiento, para ella hay dos factores en los cuales se debe insistir: la conciencia y la educación, el primero, consiste en considerar que la detección temprana puede cambiar las estadísticas en Guanajuato y el país; el segundo se refiere a cambiar los hábitos y costumbres referentes a la salud en general.
Así es esta mujer, que a simple vista parece ser frágil, muy débil, pero irradia una fuerte conciencia social capaz de percibir y comprender las necesidades que tienen las personas de su entorno; conciencia que tal vez tenga origen en la confianza que ha depositado en Dios. Sí, aunque para muchos esto suene cursi, la fe parece ser su fortaleza.