Una nueva vida es la que los fantasmas tienen en esta mágica ciudad de Guanajuato, andan por las calles y callejones como si nunca pudieran encontrar alguna fuerza extraña que los pudiera atormentar, pero desgraciadamente no es así; tanto los vivos como los muertos podemos ser perseguidos y atraídos, sin querer, por las fuerzas de los de abajo, de los demonios que nos siguen desde el interior de nuestros pensamientos y deseos, ellos son omnipresentes, cual Dios, pero son corroídos por el rencor, la maldad y el desamor que han sentido de forma sempiterna, por ello es que desean que llevan a almas inocentes a experimentar las sensaciones más perturbadoras que el cuerpo humano vivo y las almas vivientes quisieran experimentar en sus más recónditos deseos.
Esta es la manera de explicar lo que le aconteció a mi amiga Alma. Ella siempre pensó que el vivir sola la haría estar más asegura de lo que quería en la vida: estar bien consigo misma y así poder afrontar este mundo desde su infinita y querida soledad, la escritura y la pintura son un paraíso que el permiten cantarle a la vida lo feliz que es, o era, hasta esta pasada madrugada.
Ella me cuenta que ayer estuvo plasmando en sus pinturas el cielo que ahora por estos lares es hermoso al atardecer, siguió pintando hasta altas horas de la noche, y ya de madrugada decidió irse a dormir; descansar era su prioridad, hacía noches que no podía soñar algo, y en verdad extrañaba vivir la vida de esa otra de manera onírica. Y es que es así, los sueños logran exorcizar algunos de nuestros demonios internos, emociones calladas que luego nos cobran factura en la salud, por eso es muy sano soñar, pero soñar, no lo que le pasó a ella, que hasta este momento se pregunta si ella le dio vida o no.
Me cuenta que por los cansada que estaba, prácticamente se acostó en su cama con su ropa puesta, pensó en ese instante que en un momento se levantaría a apagar la luz, “cinco minutos”, pensó, sin embargo, ya en la duermevela, sintió la necesidad de sentir a alguien cerca de ella, como hace mucho tiempo no sentía, cansada, esbozó una ligera sonrisa en su rostro y pícaramente se dejó llevar por el calor de su piel…de pronto sintió cómo alguien le acariciaba el pelo, la espalda, a toda ella, Alma agradecida por las caricias se relajó y se entregó al sentir del momento, tanto así era su sentir, que el placer fue infinito cuando ese ser de su sueño comenzó desvestirla, a estas alturas, semiconsciente, pensó que seguía siendo un sueño, y siguió dejándose llevar aprovechando -pensó- ese regalo de su subconsciente, lo necesitaba, deseaba sentirse poseída por el amor como muchas de las veces en su vida le había sucedido, y sí, en ese momento sintió cómo el acto de amor fue la cúspide de su deseo, fue cuando dejó escapar un gemido de placer que de inmediato la volvió a la realidad, pero a una realidad ensoñada, ahí se dio cuenta que no estaba dormida, que ese sentir era real, quiso abrir los ojos y solo pudo entreabrirlos y entonces lo vio. Ahí estaba gozando de su cuerpo un ser demoníaco color verde ocre, con los ojos enormes viéndola cara a cara succionando su aliento de placer. Mi amiga, con su vista empañada, no daba crédito a lo que veía, era un sueño, se repetía en su mente, pero no, de pronto entre bruma vio como la lengua bífida de serpiente de ese ser recorría su cara, en el colmo del horror Alma trató de zafarse de ese demonio, ahora ya sentía temor y abominación por lo que estaba segura había sucedido en la realidad, no en sus sueños, cerró los ojos y con sus manos logró sentir la piel ahora escamosa, el olor era nauseabundo, indescriptible. Mi amiga comenzó entonces a abrir poco a poco sus ojos, a la vez comenzó a rezar in mente, en instantes el demonio se esfumó, Alma trató de incorporarse y cayó de bruces, desnuda, ahí en la soledad ahora eterna de su cuarto. Lloró y sus lágrimas lograron limpiar su mirada, intentó levantarse, un intento, dos, y puedo hacerlo, de pie estaba ahí, completamente desnuda, no podía creerlo, pero el colmo del horror fue cuando sintió correr un líquido entre sus piernas, aterrorizada vio que de su vientre salía un líquido verde, denso, el olor era insoportable. Trastabillando fue de inmediato a bañarse, a quitarse esa sensación de asco que le produjo ese encuentro que ahora sabía no fue un sueño, fue una realidad no buscada, una realidad que le dejó convaleciente su espíritu.
Cuando ella me habló eran las cuatro de la mañana y pasadas, la hora del demonio son las tres de la mañana, ella me dice que eran como las tres cuando eso horrible le sucedió. Solo me quedó escucharla, no quiso que la fuera a ver, solo quiso que la escuchara, pues quería cerciorarse que sí le había pasado a ella, no fue un vivo, ni un muerto, fue un ser maligno que le hizo un daño irreversible.
Lo que sé de estas posesiones, en el sentido de poseer sin permiso, es que es hecha por seres de los de abajo, demonios, que buscan extasiarse con los humanos buscando sus energías para obtener sus almas; esos demonios son llamados íncubos (masculinos) o súcubus (femeninos) que, según la Edad Media, de la unión de algunos de ellos con un humano, surgían las brujas, los hechiceros y las personas con deformidades. Buscan que su víctima logre un placer desmedido en la duermevela, jamás sentido, haciéndoles creer que es un sueño, pero no, es totalmente real. Mi amiga ha vivido esta experiencia ya a los 62 años, no es con el afán de reproducirse, obviamente, el afán de ese ser es hacer daño, pero recordemos que nada ni nadie nos puede hacer daño psicológico a menos que nosotros se lo permitamos. Por lo pronto, acompañaré mañana a mi amiga al Templo a pedir por su alma, y así pueda reconocerse otra vez en su cuerpo, seguir adelante. ¿Te cuento más histomagias?, ven, lee y anda Guanajuato.