Critica, señala, cuestiona, manifiesta siempre su forma de pensar, sin importarle molestar a las buenas conciencias, simplemente hace que sus lectores sientan lo que ella ve, escucha, y de alguna forma, también sufre.
Así es Amaranta Caballero Prado, escritora y artista plástica. Al adentrarse, por ejemplo, en la lectura de “Ojo Avizor”, uno de sus más de 20 textos, la creadora guanajuatense logra que sus lectores se pongan en la piel de quienes sufren, en este caso, los que pretenden cruzar ilegalmente la frontera con Estados Unidos; por ejemplo, en un párrafo de la obra, señala: “para el pollero nomás eres un pobre pendejo, le vale madre si te mueres; tú o tu mujer, o algún hijo tuyo. Realmente, te lo recuerdo: tú le vales madre…”
Las palabras de esta narradora conectan con la realidad que se vive en la frontera, esa que duele, que cala: “acabo de leer que en Chihuahua, ayer, asesinaron a un hombre y le quitaron el rostro; ayer vi, a una parvada de cuervos sobrevolando el cielo en Tecate…»
Sus palabras también hablan del amor, de ese que duele, sobre todo en las despedidas: “¿qué más hay que el ahora?, me gustó verte, hablar contigo, y aunque todo llore, decirte sonriente: construyo un nido nuevo. ¡Albricias, Albricias!»
Al fin viajera y enamorada, los ojos de Amaranta se posan en las escenas que pasan rápido en las carreteras, a bordo de algún autobús:” a través de este rectángulo veo la curva perfecta donde un hombre y una mujer se besaron; del beso se levantó insomne el viento que trajo a la lluvia. Era la madrugada…”
Gran parte de su obra se realiza entre Tijuana y Guanajuato, es un verdadero ir y venir, allá observa, siente, sufre, también se involucra en colectivos artísticos; y en su querido Cuévano, escribe, dibuja, vuelca su creatividad; y aunque ha recibido reconocimientos aquí y allá, para ella, lo mejor es seguir poniéndose en la piel de quienes no tienen voz, para vivir alegrías, tristezas, amor, y transmitir dichos sentimientos.