Incidente en el Teatro Principal
Desde muy pequeño, José Cayetano Hernández fue atrapado por la música. En las fiestas del pueblo, junto a los danzantes, en el atrio del templo, donde retumbaban los sonidos de trompetas, clarinetes, trombones y trompetas, nació su pasión por el arte musical; ahora es trompetista en la OSUG, donde apenas el 11 de marzo tocó como solista durante un concierto que será recordado por varias razones.
Al entonces niño, de apenas 5 años, le cautivaron los sonidos de los metales, tanto que sus padres le compraron una trompeta, y mientras los músicos de las bandas de viento tocaban en las fiestas de su pueblo, Santa Catarina del Monte, Estado de México, él jugaba a ser músico, incluso, con una mano sostenía la trompeta y con la otra, intentaba “dirigir” a los profesionales. Así, escuchó melodías populares que aún rezumban en su mente: “El Sauce y la Palma”, “El Quelite”, “Mi Gusto Es”, o “El Pávido Návido”, con las cuales los adultos levantaban el polvo en los carnavales.
Ese es el origen de José Cayetano, el niño y luego adolescente que llegó a integrar la banda de su querido pueblo; después, se fue al Conservatorio Nacional de Música, donde llegó a obtener beca 6 años consecutivos. Luego, llegó la oportunidad de tocar como solista en Noruega, Estados Unidos, Egipto, Panamá, Italia, Francia, España y en nuestro país. En el 2007 se integró a la Orquesta Sinfónica de la Universidad de Guanajuato, y en el 2010 estudió la maestría en la Academia de Música de Oslo, Noruega.
Ese es un resumen del músico que el pasado 11 de marzo tocó el Concierto para Trompeta, de Henri Tomasi, obra fundamental para los ejecutantes del instrumento porque descubre todos los recursos expresivos de la trompeta, instrumento que hasta entonces – 1948 – era considerado como secundario. Tiene 3 movimientos, el primero comienza con un solo de trompeta, suave y melancólico; el segundo es algo así como a paso ligero, que en el mundo de la música se le llama “andantino”; y el tercero, es más rápido, o sea, un allegro.
Fue precisamente, casi al concluir el segundo movimiento, cuando un ruido alarmó a una parte de los músicos, se había caído una lámpara dentro del foro, por segundos se descontrolaron algunos contrabajistas, ejecutantes de la viola y del chelo; pero no se interrumpió el concierto´; José Cayetano, en perfecta coordinación con Raúl Aquiles Delgado, el director invitado, continuó la ejecución, nadie resultó lesionado.
Para la segunda parte, la OSUG interpretó la sinfonía No. 2, de Johannes Brahms.
“PUDO SER MORTAL”: MUSICOS
“Fue grave y pudo ser mortal”, dijeron algunos de los músicos que estaban cerca del sitio donde cayó el reflector; agregaron sentirse inseguros en el Principal, “necesitamos que las autoridades aseguren las condiciones óptimas para presentarnos de nueva cuenta ahí, tanto en los ensayos como en los conciertos”.
Se sabe que en el transcurso de la semana hubo una inspección en el teatro para asegurar la integridad del público y de los músicos, pero no hay información de parte de las autoridades universitarias.