Caminar por las calles antiguas de Guanajuato es detenerte en un lapso del tiempo, sin querer, cada paso que damos nos lleva a diferentes lugares, paseos que determinan la dirección y el lugar temporal a visitar, por eso es una ciudad turística por excelencia, aquí se hace turismo en otras dimensiones, en donde muchos de nosotros los que estamos vivos y los que están muertos encontramos consuelo.
Esta ciudad muestra caminos que sólo los que vivimos aquí y algunos sensitivos extraños que pasean por esos lugares pueden ver y como ni los conocen cómo son actualmente, se quedan con la visión de que Guanajuato es una ciudad antigua, colonial, pasada, con olor a muro añejo, a tierra mojada, a vientos de lluvia.
Caminando por aquí, al pasear se puede sentir el viento frío de la sierra en todo el cuerpo o la luz de la luna en las noches y madrugadas que nos permiten ver otros mundos dimensionales que coexisten en estos Guanajuatos (el enterrado y el actual), es por eso que a veces, se pueden escuchar murmullos e incluso llantos desconsolados de los espíritus de los muertos que no saben que han fallecido y se quedaron con la añoranza de vivir eternamente en estos lares.
Para alivio de los afligidos fantasmas, dicen los que saben, que las estatuas y esculturas les ayudan a ver ese mundo de los vivos del que ya no forman parte, por eso es típico que en esta ciudad haya esculturas tanto en las plazas y callejones, como en las mismas casas para ayudar a esas almas en pena a ver desde esos ojos de piedra lo que dejaron atrás.
Uno de esos lugares en donde se concentran las almas en busca de amor y consuelo, es sin duda el antiguo Panteón de Santa Paula, casa de las Momias de Guanajuato. En ese cementerio las almas se reúnen, lloran sus penas, pasean y conviven con muchos de los seres, coexistiendo tanto con buenos como con malos.
De los muertos y aparecidos que más preocupan a muchos, son sin duda los niños, esos angelitos que no saben que han muerto, seres puros que necesitan amor y cuidados aún estando ya en el camposanto. Ahí ellos sienten más la soledad y el desamparo, por eso cada noche lloran esperando el conforte que los haga dormir eternamente en los brazos del Ser Eterno.
Me cuenta uno de los encargados del panteón, que los llantos de los niños y bebés anteriormente hacían insoportable estar trabajando ahí, pues sin querer, esa labor conlleva el don no sólo de oírlos llorar o jugar, sino de verlos salir de sus tumbas a jugar con otros espíritus que emergen de sus gavetas y los cuidan porque también hay por ahí espíritus malos o demonios merodeando a la caza de esas almas puras e inocentes.
Para evitar que sigan peligrando, los panteoneros queman tortillas para alejar a los malos espíritus y ponerles límites, pero una de las cosas más piadosas que han hecho los sepultureros es calmar los llantos de los niños. ¿Cuál ha sido la manera de consolar, hacer sentir el amor y calor a esas almas? las pequeñas esculturas de angelitos dormidos, esas piedras con forma angelical hacen que los niños imiten la forma y puedan lograr el sueño eterno para descansar y lograr ir hacia la luz que los espera en el cielo y gozar del amor infinito. Dicen los que saben que es la manera en que ya no lloran y duermen plácidamente su muerte.
Aquí es cuando me doy cuenta de la necesidad de los guanajuatenses en tener figuras de angelitos en sus hogares, es sin duda por las diferentes tumbas que existen en las casas antiguas o los fantasmitas que aparecen en los callejones y calles de por acá. La esculturas son de muchas formas, pero sin duda predominan los angelitos dormidos, aunque he visto algunos que están como apresados, de pie, amarrados de sus alas y brazos, como para no dejarlos volar y en verdad sientes su desesperación, por eso no soy afecta a tener esculturas, al menos no cualquier escultura o figura, porque eso sí, estoy segura que cada estatua y escultura que existen en el mundo saben que ayudan a esos seres a ver este mundo hasta que decidan ir hacia la luz o hacia la oscuridad, después de todo si uno desde lo más profundo no decide qué hacer, ya decidió. ¿Quieres conocer esas pequeñas esculturas de niños angelitos dormidos?, ven, lee y anda Guanajuato.