Durante los periodos vacacionales es muy común saber de robos a casas habitación por personas oportunistas que la ver que las familias salen de sus hogares entran a robar y sacar objetos de valor con el objetivo de venderlos en donde sea para poder sacar dinero para cubrir sus necesidades, aunque las mismas no sean vestido, casa, sustento si no drogas y algunos vicios más, o incluso solo por hacerlo y sentir la adrenalina que genera la excitación de saberse descubiertos.
Me cuenta mi amigo Guillermo que hace poco que regresaron de vacaciones observaron que había muchas cosas tiradas en el suelo, sobre todo algunas joyas de su mamá y dinero que estaba en el alhajero. Pero también vieron que la puerta trasera de su casa estaba entreabierta. Lamentaron la situación, revisaron la casa y las demás cosas y afortunadamente no se llevaron nada. ¿Cómo pudo ser eso? La casa estaba sola, pudieron haber robado todo lo que hubieran querido, pero no. ¿Qué fue lo que sucedió que todo lo dejaron ahí? No se llevaron nada.
Pues bien, me cuenta mi amigo que hoy su mamá fue a la tienda a surtir un poco de mandado que hacía falta en la casa después de tantos días de vacaciones. En la puerta de la tienda, se encontró con algunos de los muchachos que andan en mal camino, al verla, en un movimiento simultáneo, todos y cada uno dieron un paso hacia atrás, como asustados, dejándola pasar libremente a la tienda. La señora se extrañó, y siguió haciendo sus compras del día. Todo estaba bien, pagó lo requerido y salió de los abarrotes. En eso uno de los muchachos le dijo: “Ustedes son muy raros, tienen en su cuarto a una mujer tirada ahí, ensangrentada, ¿qué hacen en esa casa?” asustada la señora le preguntó que de qué hablaba, que por qué decía eso, de seguro era uno de los ladrones, pensó, y no estaba equivocada, pero ¿por qué hablaban de una mujer con rostro desfigurado en su casa? Decidió ser paciente y quedarse a escucharlo. El muchacho con mirada de horror, le relató lo que sucedió la noche anterior antes que regresaran de vacaciones. Le dijo que ellos entraron a la casa para poder robar lo que fuera y así poder comprar lo necesario para sus drogas recreativas, lograron entrar sigilosamente, todo bien, buscaban en donde pensaban estaba el botín, hasta que uno de ellos subió a la recámara principal para tomar las joyas de la señora, estaba inspeccionando las cosas cuando una mujer vestida de blanco como camisón entró a la recámara y le gritó que dejara las cosas en su lugar, asustado volteó y lo que vio no le gustó nada. Ahí estaba ante él, una mujer ya entrada en años con el rostro golpeado y ensangrentado, la ropa desaliñada, casi hecha harapos, haciendo sonidos guturales no supo qué hacer, soltó un grito de horror y sus amigos ladrones llegaron corriendo y, al ver a la mujer, se detuvieron en seco, la mujer volteó y les dijo que se marcharan de inmediato que se fueran de ahí, que no regresaran nunca más y se desplomó en el piso. Rápido, en estampida, horrorizados ante esa mujer, bajaron las escaleras y salieron dejando la puerta de atrás, la del patio abierta, ni locos regresaban a cerrar. La mamá de mi amigo ahora comprende el caos que encontraron en su casa a su regreso. Sólo le dijo que de seguro lo habían imaginado. Rápidamente se enfiló hacia su casa. Llegando le contó lo sucedido a su esposo. Ambos sabían que no se quedó nadie en su casa, al menos nadie vivo, y se dieron cuenta en ese instante que esa casa nunca estará sola, pues eso que vieron fue un fantasma. Entonces recordó que durante las vacaciones anteriores su hermana, tía de mi amigo Guillermo, murió en un accidente automovilístico casi ya llegando a Guanajuato. Murió al instante, el auto y ella quedaron desechos. Siguió recordando y entonces comprendieron todo: la urna de las cenizas de su hermana estaba guardada en el clóset de su cuarto. Por eso los ladrones no pudieron llevarse nada, ella cuidaba de sus cenizas y defendió el hogar de sus familiares, cosa que mi amigo Guillermo le agradece en demasía, pues sin ella el robo se hubiera consumado.
La mayoría de las personas no creen en apariciones, espectros, entes, pero la verdad es que los seres de oscuridad y luz existen tanto vivos como muertos, ellos están ahí, existen y sólo esperan un instante para poder darse a conocer haciendo el mal o el bien. Mi amigo estuvo de suerte, pues su casa fue defendida por un espectro fantasmal, lo malo es que ahora que sus cenizas fueron ya llevadas a la cripta de la iglesia, ya no tendrán vigilancia eterna, lo bueno es que su tía ahora ya descansa en paz, y desde donde esté mi amigo está seguro que los cuida a todos, como cuando lo hacía en vida y lo hizo en muerte, ahora lo hace en espíritu. ¿Quieres saber aún más de lo que pasó? Ven, lee y anda Guanajuato.