Desde el Faro

Mineros Asesinados

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Niños y niñas de la escuela primaria “22 de Abril” y trabajadores mineros tomaron las calles para recordar la lucha de los trabajadores asesinados en 1937; asesinados por los dueños de las empresas mineras, que en aquel entonces estaban en manos gringas.

La marcha comenzó frente a la Basílica de Guanajuato, donde minutos antes se realizó una ceremonia religiosa, ahí, el sacerdote oficiante habló especialmente a los niños, les felicitó por acordarse de los trabajadores mineros que hace 85 años murieron en una emboscada luego de participar en una reunión de su sindicato; también les dijo que los niños con su ejemplo obligan a que la sociedad no pierda en su memoria el brutal acontecimiento.

Luego, iniciaron su caminar, que los llevaría por la Plaza de la Paz, la avenida Juárez, y Tepetapa, hasta el Panteón de Santa Paula, donde están depositados los cuerpos de los líderes sindicales; durante el recorrido, de unos 4 o 5 kilómetros, los alumnos de la escuela que lleva como nombre la fecha del asesinato, portaban las fotografías de los mártires; al frente, 2 niñas abrían el contingente con el estandarte de su escuela, a ellas las seguían la bandera nacional y grupos de niños y niñas disfrazados como trabajadores de la mina.

El grupo, compuesto también por obreros de la mina y familiares de los fallecidos, caminó acompañado por el fuerte sol y la temperatura que alcanzó los 30 grados, mientras turistas nacionales y extranjeros miraban extrañados la escena, algunos sacaban fotografías, otros se acercaban a preguntar, incluso, habitantes de la ciudad no conocían el hecho histórico que se recordaba.

Ya en el interior del panteón, frente al monumento en el que están inscritos los nombres de los 6 líderes acribillados, los oradores, entre ellos, el periodista Alfonso Ochoa, autor del libro “Los Mineros Muertos”, recordaron la masacre, que por cierto, nunca se aclaró legalmente, pero fue en respuesta a los intentos de los trabajadores por organizar el sindicato minero para frenar los abusos, abusos que se reflejaban en el enriquecimiento de los patrones, a costa de los mineros que morían por la silicosis y el estallamiento de sus pulmones.

La historia oficial ha olvidado esta masacre, pero los niños de la escuela primaria “22 de Abril”, sus maestros y los trabajadores mineros nos la recuerdan, aunque sea cada año.