Odio, erotismo, infidelidad, perdón, olvido, amor eterno, forman un remolino que atrapa, seduce, transforma, esa es la sensación que genera leer “Inevitable”, obra de Libia Dennise García Muñoz Ledo , donde los sentimientos son una vorágine, sucesión de hechos, experiencias que se quedan impresas con tinta indeleble.
En las primeras páginas predomina el don divino del amor ideal; en dirección contraria a la idea de Sabines ( “…los amorosos se ríen de los que aman a perpetuidad…de los que creen en el amor como en una lámpara de inagotable aceite”), surgen frases como estas : “nos han llamado de mil formas, nos han dicho que esto que sentimos es pasajero, que nada dura lo suficiente para ser eternamente bueno, pero nos aferramos a la comunión de nuestros cuerpos, sabemos que para nosotros no habrá final feliz, sencillamente porque lo nuestro no tendrá final”. A partir de ahí no hay retorno, ya no hay fuga posible, es inevitable seguir la lectura.
Al continuar el camino, el lector encuentra, siempre con un lenguaje sencillo, mensajes escritos así: “quema la piel con su mirada, sus brazos son invitación a dejarme llevar por lo incorrecto, sus besos quedan pegados en el alma, su olor penetra y se evapora, sus manos apenas me tocan, en su mente ya me ha acariciado por completo..”; y en otra página, : “la lluvia que faltaba en ese oscuro amanecer de pronto resbaló incómoda por las mejillas y ellos seguían jugando con el fuego”, palabras que seducen y hacen comprender, sentir que el deseo es motor importante en la vida.
Si el amor, las desilusiones, el erotismo están presentes en todo el texto, el tiempo, las experiencias del pasado y el presente igualmente resaltan; en un relato titulado “El Brindis por los dos”, uno de los personajes levanta su copa “por los dos hombres de mi vida , el de hoy y el de ayer, el de hoy, que me ha regalado su tiempo, sus sueños, su vida entera, y el de ayer, quien con una bofetada me despertó de las mentiras hasta encontrarme con esta bellísima realidad. Salud porque al dejar el pasado atrás, el presente me regaló sabiduría, felicidad. Salud de corazón, por los dos hombres de mi vida”.
Los recuerdos también forman parte de la vorágine contenida aquí porque “regresan al presente para manifestar que fui arriesgada, valiente, estúpidamente libre, feliz en esos momentos en los que, a pesar de no haber hecho lo correcto, hice lo que quise, lo que sentí, lo que me debía a mí misma”.
Sí, hojear estas páginas atrapa, seduce.