Un público receptivo, la genialidad de Rachmaninov, un joven compositor, y un músico veterano, dieron como resultado una noche agradable, feliz; así en el Teatro Principal, la OSUG concluyó su primera temporada del año.

En el programa destacaron las Danzas Sinfónicas, escritas por el compositor soviético; en ellas, Sergei puso sobre el papel la música que escuchaba en su interior, siempre lo hizo así, por eso, todos los estados de ánimo se perciben en su obra; las Danzas son un claro ejemplo; ahí hay amor, amargura, tristeza, espiritualidad. Por ejemplo, en el segundo movimiento, se escuchan primero, unas trompetas apagadas después, un vals muy aletargado que va subiendo de ritmo hasta llegar a la agitación extrema; el espectador podría imaginarse en el escenario a parejas que giran y giran e incluso, dan ganas de incorporarse al interminable baile.
El tercer y último movimiento, comienza lento, prosigue un paso suave, para concluir en forma vibrante con las cuerdas, metales y percusiones muy explosivas, como si el compositor hubiese querido transmitir la sensación de que la vida triunfa, a pesar de todo.
Las Golondrinas
Al concluir el programa la orquesta universitaria tocó Las Golondrinas para despedir a Carlos Alberto López, quien luego de más de 30 años de sostener, como un guerrero, el arco y el violín, decidió retirarse; hubo aplausos, abrazos, fotografías, como la que ilustra esta reseña ; también hubo lágrimas.
Previamente, la Orquesta Sinfónica de la Universidad de Guanajuato interpretó el Concierto para Orquesta, del húngaro Béla Bartok; y el estreno de Silensis, escrita por el joven compositor mexicano, Víctor Ibarra. Todos, bajo la dirección de Roberto Beltrán Zavala. Así, concluyó la primera temporada 2023 de una orquesta que a pesar de las fuertes tempestades internas, navega con rumbo.