+Los extremos se unen
+A quién le interesa otro mártir candidato
+Las alcaldías en la CDMX perfilan candidatos
Las elecciones generales del reino de España tienen varias lecturas sobre sus resultados que involucran a los dos grandes partidos tradicionales y a los partidos emergentes como factores decisivos, pero más aún, a los ciudadanos que fueron muy reservados para expresar sus preferencias y actuaron como entes que pueden modificar en el último momento su decisión y con ello cambiar toda una elección.
Y aunque en política comparada los paralelismos son incómodos entre dos países con sistemas electorales distintos, el paralelismo entre lo que pasa en México y España no siempre funciona, vale la pena hacer una breve reflexión.
Antes que eso, una reseña de lo pasó en España:
Por un lado, en efecto, el Partido Popular, de ideología conservadora y franquista moderado, ganó perdiendo y el Partido Socialista Obrero Español, de perfil socialdemócrata, perdió ganando (hasta ahora), porque estando aún en el poder, obtuvo menos votos que su principal rival y ahora tendrá que abrirse de nuevo a nuevas negociaciones con catalanes y vascos si quieren que Pedro Sánchez repita en el gobierno.
El Partido Popular, que desde la pésima administración Mariano Rajoy venía arrastrando malos resultados electorales, ahora, bajo el liderazgo de Alberto Núñez Feijoó, parecía retomar fuerza y hasta tener entendimientos con los extremistas nuevos partidos llamados “Ciudadanos” y “Vox”, de corte netamente fascista. Tan confiado estaba que se negó a debatir, porque consideraba innecesario darle espacio a Sánchez si ya éste estaba derrotado. La soberbia es mala consejera.
Por su lado, el PSOE, partido que una y otra vez la sociedad le da su confianza y termina por echarla a perder por casos de corrupción o insensibilidad ante las demandas de sus votantes. Sin embargo, sí funcionó la campaña contra el PP y VOX en el sentido de que quitarían políticas públicas progresistas (desde la eliminación de las ciclovías hasta salarios, pensiones, de género, entre otras). Por ahora, los socialdemócratas, si construyen una buena alianza con Sumar y Junts, podrían impedir que la derecha regrese a gobernar España.
Los partidos nuevos como Sumar y Unidas Podemos no alcanzan la tercera posición, incluso registran retrocesos, después de que parecían inclinados a sustituir a los partidos tradicionales (de hecho Podemos ya no entró a la escena luego de sus divisiones). Son el fiel de la balanza y fundamentales para una gran coalición centro-izquierdista y, ojo, independentista, pues sus números pueden darle un nuevo periodo a Pedro Sánchez si logra responder a los independentista catalanes y vascos.
El ultraderechista y pro fascista VOX, del que se esperaba subiera en esta elección, se mantiene como tercera fuerza y descenso del 3 por ciento de sus votos algo así como 600 mil sufragios. Es decir, se dejaron engañar por las encuestas que les daban más votos a los que realmente recibieron.
La única posibilidad de gobernabilidad del PSOE y Sumar depende del partido independentista catalán Junts y del PNV, lo cual tiene en la incertidumbre a la opinión pública ibérica y con nervios a todos los socialdemócratas porque saben que no será un aliado cómodo ni gratuito. Al momento de terminar este artículo, las dirigencias de Junts y PNV habrían cerrado la posibilidad de que Feijóo asuma el gobierno español. Algo similar podría esperarse de ERC y Bildu.
En todo el panorama electoral español, como también ha ocurrido en las últimas elecciones democráticas y libres de América Latina, como Guatemala, Ecuador, Argentina, Brasil o Chile, las encuestas fallaron y demostraron una vez más su fiabilidad, su debilidad y la gran fuerza que el ciudadano tiene para engañarlas.
Así como en el Estado de México fallaron 7 de 10 encuestadoras, así en España fueron alrededor de 140 casas encuestadoras que pronosticaban una caída abrupta del PSOE y sus aliados. Falló el llamado “consenso demoscópico” porque los ciudadanos españoles y de otras partes del mundo se han rebelado contra éste, reservándose su decisión hasta el final o mintiendo.
Las elecciones en otros países han comenzado a mostrarnos varios fenómenos que parecen estarse generalizando:
1) Una inclinación al bipartidismo, regresando al partidismo tradicional y alejándose de las nuevas expresiones que repitieron mismos vicios y distanciamiento con sus bases de apoyo. Prácticamente la ciudadanía aglutina sus preferencias en partidos tradicionales de derecha o de izquierda, pero acotando a los extremismos a ser minorías. Los nuevos partidos que emergieron de las protestas callejeras, tuvieron su clímax y ahora van de salida. En ese tenor, el pragmatismo seguirá imponiéndose en la lógica de los partidos políticos y el bipardismo, en ciernes en México, podría fortalecerse mientras no emerja otra fuerza política más atractiva.
2) Los extremismos siguen ahí, sobre todo de las derechas pro fascistas, que esperan pacientemente mantenerse en el ánimo de no pocas mentes. En México, por supuesto, los FRENAA y los Verástegui también jugarán en el proceso electoral, que no será determinante pero sí para confundir a los electores y algunos formadores de opinión que no terminan por entenderlos.
3) Y mucho ojo, el descontento con los partidos, sus métodos y sus ofertas de campaña sí son receptivos para los ciudadanos, sólo que éstos cada vez esperan a definirse al último minuto, incrementan los abstencionistas y los nulistas. En este sentido, y a la luz de la guerrita de encuestas en México, pongamos mucha atención a los “indecisos”, el método de levantamiento y el periodo en que fueron levantadas las encuestas, porque por ahora “el consenso demoscópico” a favor de una corcholata y de un partido pueden llevarse más de una sorpresa.
Los extremos se unen… en la polarización y la crispación violenta de cualquier proceso electoral. Así en España, así en otros países las posiciones radicales de izquierda o derecha terminan siendo rechazadas por amplias capas del electorado. Pero también apostar al pragmatismo puro se convierte en un grave error al quedar desdibujadas las ideologías políticas.
A quién le interesa otro mártir candidato… y aunque el clima de violencia y el empoderamiento del crimen organizado tendría que obligar a un acuerdo político coyuntural previo a la elección presidencial, voceros y propagandistas tanto de la 4T como del Frente Amplio han comenzado a cruzar acusaciones irresponsables. Urge que le bajen la calentura a sus estrategas y que impere la razón y civilidad.
Las alcaldías en la CDMX perfilan candidatos… Y ya empujan los simpatizantes de las dos coaliciones a sus cartas fuertes por las alcaldías Iztapalapa, Tlalpan, Cuauhtémoc e Iztacalco. No pierdan de vista a Martha Ávila, César Cravioto y Carlos Ulloa ¿Y dónde están los dirigentes de los partidos principales?
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