Desde el Faro

La Sinfonía Coral de Beethoven emocionó a Guanajuato

Compartir

Público “tocado” por la obra, jueves próximo, en León

Gozosa, de principio a fin. Es la obra más conocida de Beethoven, la que no envejece a pesar de sus casi 200 años, porque es una campanada de cambio social. La Novena fue interpretada el pasado fin de semana, por la Orquesta Sinfónica de la Universidad de Guanajuato.

En el Teatro Principal, con el acompañamiento del Coro Opera Guanajuato, la orquesta universitaria brindó 2 conciertos –viernes y domingo– con los que inició la segunda temporada del año. En esas 2 funciones el público volvió a comprobar porqué la última sinfonía del genio alemán es una esperanza emocional para la humanidad, y al mismo tiempo, obra central de la música clásica.

Desde el primer movimiento se percibe un clima dramático, fuerte , agresivo, con los instrumentos de viento (madera y metal), las cuerdas, y sobre todo, las percusiones, que imprimen fuerza y contrastan con la delicadeza de violines y chelos. Sí, con la presencia de timbales, bombo y platillos, el autor eleva la intensidad de los sonidos hasta lograr efectos impactantes en la experiencia auditiva.

En toda la composición predominan los contrastes; el dramatismo del primer movimiento se convierte en vitalidad durante el segundo, es un paso de la oscuridad a la luz del tercer movimiento, dominado por la reflexión, antesala del cuarto movimiento, donde se incluye el Himno a la Alegría, el emotivo canto a la fraternidad universal.

Y en el momento culminante, aparece la voz humana, con los solistas y el coro, donde el instrumento vocal reivindica su poder, así, la palabra musicalizada es un vehículo para la aproximación fraterna, para el encuentro transformador, como pudo comprobarlo el público que fue “tocado” por esa experiencia liberadora que es la música.

Sin embargo, a pesar de que ha sido interpretada muchas veces, es difícil ejecutar la Novena porque requiere ensayos múltiples, muy pacientes, y una buena dirección; la orquesta universitaria y el joven coro, de apenas 4 años, se combinaron para crear un instrumento realmente hermoso.

Esta vez, los solistas fueron: Angélica Alejandre, soprano; Frida Portillo, mezzo – soprano; Plácido Avila, tenor; y Juan Carlos Villalobos, barítono. Todos, bajo la dirección del titular de la OSUG, Roberto Beltrán Zavala.
Como un buen prólogo, se presentaron las Cuatro Miniaturas, del compositor y académico de la UG, Francisco Javier Compeán.

El mismo programa será ejecutado el próximo jueves, en el Teatro Manuel Doblado, de León.