Histomagia

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En tiempos de lluvia la ciudad de Guanajuato se viste de verde, sus jardines y los cerros que la rodean, ávidos de la mágica agua, beben de manera desmedida para poder así, guardarla y aguardar al siguiente año renacer al reverdecer desde las peñas en que nacieron, y sí, la piedra es parte de esta ciudad, es el cimiento de la magia donde la naturaleza sempiterna nos recuerda que la vida, a decir de ella misma y de Jaime Sabines: “la vida, no tú ni yo, la vida es para siempre”.

Así los riachuelos corren entre los cerros y desbordan los ríos que están debajo de esta ciudad pues han sido lapidados para poder hacer las dos o tres calles principales que tiene el centro histórico, incluso todos sabemos que la subterránea era el río en donde corría el agua y los guanajuatenses vertían sus aguas negras, ese río quedó debajo, por eso es que, a veces, sólo a veces que la lluvia es intensa, la subterránea se inunda.

Pues bien es ahí, entre las piedras donde mi amigo José ha visto, sin querer muchos seres que no pertenecen a este plano, o al menos es lo que me dice.

Una de esas tantas veces, me cuenta, él iba por el cerro que baja de Valenciana a San Javier, y me dice que iba por el camino antigua que pasa por un lado de la Mina de La Valenciana, y es ahí donde comenzó a pensar si haber tomado ese camino había sido una sabia decisión, ya que comenzó a escuchar vocecitas que venían de los arbustos crecidos en ese tiempo por las lluvias, él iba distraído viendo la cantidad enorme de sábilas que adornaban el camino, por eso al ir solo y escuchar esas voces, lamentó el tomar ese camino, así que mejor se puso a chiflar, para darse la idea de que seguía yendo él solo por ese camino, es decir, que no se había ido a otra dimensión o algo así. El chiflar le dio tranquilidad y siguió su camino, pero al llegar a la bajada de San Javier, poquito antes de la mancha urbana, escuchó que le llamaban por su nombre a la vez que le lanzaron piedritas en el pecho. Volteó hacia arriba porque pensó que era un derrumbe pequeño, siempre tratando de razonar, pero sus explicaciones se desvanecieron cuando vio entre las peñas a tres pequeños seres vestidos de harapos que le hablaban con sus voces al unísono: “José”, al verlos entre las sombras de ya parduzca tarde, su cuerpo comenzó a temblar como si de repente el frío de la sierra se apoderara de él, pero no, era el miedo que tenía al ver a esos seres que en ese momento se reían de él en francas carcajadas que poco a poco pasaron de ser vocecitas como de niños a voces roncas y fuertes que le retumbaban en los oídos. Ante esta situación espantosa, José se echó a correr lo más rápido que pudo, corrió y corrió sin parar hasta llegar al kínder de por ahí. Seguro de que ya no lo seguían, se dio valor y volteó hacia el cerro, y no había nada ni nadie. Respiró profundamente y siguió su camino hacia el centro de la ciudad, tomando el camino solitario y tranquilo iluminado solamente con algunas luces de casas y faroles que lo acompañaron hasta llegar a su casa ahí por Dos Ríos.

Dicen los que saben que los seres elementales son juguetones, sobre todo los duendes, ellos están cerca porque las entrañas de la tierra son escarbadas y viven ahí, se esconden en los bosques, selvas, donde haya plantas que los protejan del ojo humano, pues los humanos hemos sido malos con ellos, en los principios de los tiempos ellos nos dieron sabiduría , dinero, magia, pero algunos humanos abusaron de su buena fe, es por eso que ellos ahora son juguetones y, de cierta forma, se vengan por aquéllos que les hicieron daño. Por eso si quieres estar en paz con ellos, donde haya plantas ponles una piedra donde puedan esconderse de las amenazas del mundo actual, ponles dulces, dales gracias porque cuiden tus plantas y árboles, para que estén agraciados contigo. Es por eso que yo tengo piedras afuerita de mi casa y en los árboles que he plantado, y de vez en cuando les dejo dulces para que mantengan las raíces de ellos sanas y reverdezcan cada vez. Es la manera también de agradecerles y que vena que no los vamos a lastimar ni a sacar provecho de ellos.  ¿Quieres conocer el viejo camino a Guanajuato desde Valenciana? Ven, lee y anda Guanajuato.