Desde el Faro

CRONICAS DESDE LA CAMA (2)

Compartir

Al fondo del salón se oye:

“Los cien años de Macondo/sueñan, sueñan en el aire/

y los años de Gabriel Trompetas/ trompetas lo anuncian… ,

El sonido viene de una bocina que Alex ha instalado junto a Hortensia. La música es vibrante, vigorosa, tanto, que la señora, de unos 80 años, hace esfuerzos por cantar y mover su cuerpo, a pesar de una enfermedad que le impide articular palabra alguna. Los demás también se alocan con el ritmo sabrosón, porque de inmediato se oye aquello que nos recuerda que la vida es un carnaval.

“Todo aquel que piensa que la vida es desigual/tiene que saber que no es así/que la vida es una hermosura/ hay que vivirla ….

Sin proponérselo, Alex logra que la gente libere sus emociones, algo que los sicólogos llaman neurotransmisores, como la dopamina, sustancia asociada con la felicidad, con ello, traslada a quienes lo escuchan, a un estado de ánimo más positivo; con su presencia, el joven alivia tristezas e incertidumbres, es un auténtico juglar de Dios.

La fiesta continúa, ahora se escucha:

“Carmen, se me perdió la cadenita/con el Cristo y Nazareno/ que tú me regalaste, Carmen/ que tú me regalaste…”

No, no es un salón de baile, tampoco el tan famoso sonido chilango de “La Changa”, es la sala de un hospital público, y Alex, el enfermero.