Desde el Faro

JOSE LUIS ROCHA, PARTE DE LA HISTORIA DEL PAÍS Y GUANAJUATO

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Su cámara ha captado momentos claves de la vida contemporánea.

Era niño cuando su mamá le regaló una cámara con cubierta de plástico, para él era su juguete favorito, con ella captaba las imágenes de sus amigos, de su perro, o de los animales del Zoológico de Chapultepec, a partir de entonces, la fotografía ha sido su pasión y sustento.

Han sido 70 años en que las imágenes han rodeado su mente y corazón; no se ha separado de ese juguete que con el paso del tiempo se ha convertido en diversas cámaras profesionales para retratar la vida cotidiana de nuestro país y de la tierra cuevanense que lo ha recibido con entusiasmo. Así es José Luis Rocha.

Como fotógrafo profesional comenzó en el periódico La Prensa en 1962, cuando el director era Manuel Buendía; ahí era “trabajador meritorio”, es decir, trabajaba sin cobrar sueldo, hasta que le dieron el empleo de planta; fueron 6 meses durante los cuales aprendió y se divirtió mucho. Después, Excélsior le abrió las puertas, era la época de Julio Scherer García; ahí “cubrió” los Juegos Olímpicos de 1968. Inolvidables para él fueron los partidos de la Selección Mexicana de basquetbol, realizados en el Palacio de los Deportes.

Conoció a Lester Lane, entrenador del equipo azteca; y por supuesto, a “El Pitos” Guerrero. Recuerda que México obtuvo el 5 lugar del torneo, atrás de los Estados Unidos, Yugoslavia, la Unión Soviética y Brasil. La contienda contó con 16 equipos; además de los ya mencionados, estaban: Italia, España, Bulgaria, Cuba, Corea, y Puerto Rico, entre otros.

En el mismo diario fue testigo de las marchas que culminaron con la represión en Tlatelolco, algo “lamentable” para él.

Ya en 1976, en el Uno más Uno, con Manuel Becerra Acosta en la dirección, José Luis tuvo la oportunidad de conocer personalmente a Isabel Allende, la esposa del presidente derrocado en Chile; ella, exiliada en México, era colaboradora del diario, “buena escritora y mejor compañera de trabajo”, dice el fotoreportero.

Con Uno más Uno fue enviado a El Salvador para ”cubrir” – la guerra civil, donde presenció escenas “horribles”. “Las guerras – afirma – no deben existir, revelan lo más oscuro del ser humano, donde los débiles, entre ellos, los niños, sufren lo peor, muchos mueren de hambre, o se quedan huérfanos. Los ojos se le humedecen cuando recuerda esto. “No me gustaría volver a vivir una guerra”.

Recuerda igualmente la visita de Juan Pablo II – “la gente se le entregó en Puebla”- la visita de John F. Kennedy – “era un político que inspiraba confianza”- . Los combates de boxeo en Los Angeles, unos Juegos Centroamericanos en Colombia y los procesos electorales, también formaron parte de su vida reporteril.

Era la época en que los fotógrafos se acercaban a los aeropuertos para pedir a los pilotos de las aeronaves, a las aeromozas, o a los pasajeros, les hicieran el favor de llevar hasta el Aeropuerto de la Ciudad de México, un paquetito que contenía los rollos o negativos de las gráficas tomadas en los eventos. “Era otro México, todos nos teníamos confianza, no había problemas de violencia”.

EN GUANAJUATO

Fue en 1970, con motivo del Mundial de Futbol, cuando vino por primera vez al estado de Guanajuato. En León presenció los partidos de práctica que Brasil sostuvo ante los “Panzas Verdes” y el Unión de Curtidores, y todos los juegos del grupo en el que estaban: Alemania, Marruecos, Perú y Bulgaria; tuvo la oportunidad de visitar a la capital del estado, y le gustó, años después, en 1987, volvió para quedarse.

Ese año le invitaron la trabajar en la edición del Festival Internacional Cervantino, luego, le extendieron el contrato para colaborar con el entonces gobernador Rafael Corrales Ayala, posteriormente renunció para emprender un pequeño negocio de fotografía; ahí, gente del pueblo, artistas y políticos fueron sus clientes. Fueron estos últimos quienes lo recomendaron para ingresar al Congreso de Guanajuato, donde ha encontrado, en los últimos años, oportunidades para el desarrollo personal. “Aquí hay pluralidad política, equidad de género, pero sobre todo, buen ambiente laboral”.

El espacio es insuficiente para narrar las múltiples historias de José Luis, son muchos años de experiencias fotográficas, desde que era niño hasta la actualidad, 70 años, de los cuales, 35 los ha vivido en el Cuévano de Jorge Ibargüengoitia.

PD.- Fue difícil seleccionar la imagen que ilustrara la información. En el archivo hay muchas escenas de políticos, artistas, de la guerra en El Salvador. Se optó por una de las más amables, donde un grupo de reporteros gráficos recibió en el aeropuerto a Hugo Sánchez, luego de una de sus campañas exitosas en Europa. José Luis, para que lo puedan reconocer más fácil, es el sonriente bigotón, aparece con sus colegas, algunos de los cuales aún laboran en diarios de la Ciudad de México.