Histomagia

LA DAMA DE AZUL

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Guanajuato es una ciudad que se distingue por sus minas que tienen grandes vetas de oro y plata. Se dice que la tercera parte de la plata que circula por todo el mundo sin duda ha salido de las entrañas de esta tierra que pese a su suelo de peñas brinda de manera natural su riqueza a los mineros que desde hace siglos han dado sus conocimientos y aún sus vidas por sacar a la luz cada pedazo de mineral que la misma tierra ha dejado ver a los ojos humanos, porque sí, las vetas no a cualquiera se le dan, los elementales escogen a quien mostrarlas y a quien mostrarse para que sepan que nada en esta vida y en este universo es gratuito.

Hace poco me encontré con mi exalumna y amiga Arlete Navarro, ya siendo una mamá responsable y habiendo terminado la carrera de Ingeniería en Minas en la Universidad de Guanajuato. Me cuenta que ya ha estado trabajando en diferentes lugares de extracción de minerales, por lo que las histomagias para ella abundan, pues tiene una sensibilidad para captar y sentir cosas paranormales que otros no ven.

Pues bien, ella me contó que en uno de sus tantos viajes a las entrañas de la tierra iba caminando por esos intrincados senderos hechos por los antiguos mineros y me precisa, intentando recordar viendo hacia el horizonte, evocando en su cabeza los recuerdos de esa experiencia, me dice: “en la Rampa Lucero, una mina perteneciente a Endeavor Silver, yo estaba de muestrera y creo era un nivel que se llama 2204, iba caminando junto con mis compañeros a muestrear la frente de ese nivel, y ahí yo vi a una mujer”.  Y sí, así sin más ahí estaba esa mujer, vestida de velos azulados que serpenteaban y se rendían ante el poco aire que hay allá abajo. Me dice que esa mujer la miraba, en sus ojos había un halo de aprobación, como si estuviera esperando que alguien la viera y se dieran cuenta que estaba ahí para así decirles que sí tenían su permiso para hacer su trabajo en esa mina. En un intento de separarse del grupo se acercó a ella y ante sus ojos desapareció ¿quién era esa misteriosa mujer?, ¿era la representación de la madre tierra dándoles permiso para surcar sus territorios?, o ¿era algún fantasma de alguien muerto en esa mina?, pero ¿una mujer?

Me dice mi amiga que de inmediato pensó en loe elementales y que ella realmente cree en esos seres que cuidan el aire, los árboles, el agua, la tierra, el éter…

Después de que desapareció, Arlete caminó de prisa para reunirse con su grupo, pero de pronto, una pequeña piedra cayó y ella casi tropieza con ella, la levanta y dice: “la vi en una roca. Era su cara, estoy segura. Dejé la roca ahí porque soy muy creyente de los elementales que cuidan el oro y plata en sus lugares”.

Ante mi desconocimiento de los términos mineros ella me precisa: “No era tan abajo del nivel en el que está la superficie de la mina, es rumbo al Mineral de la Luz. Esa frente (zona de trabajo para escarbar un mineral) pagaba muy bien de ley de oro y plata. 2204 son los metros sobre el nivel del mar, maestra”.

Eso sí, Arlete les comentó a sus compañeros y no le creyeron… y hasta la fecha.

Dicen los que saben que los fuegos azules allá abajo son aquellos que muestran dónde están las vetas de minerales preciosos siempre y cuando se les trate con respeto a los seres que cuidan nuestras vetas. Sin duda mi amiga logró que esa mujer le mostrara dónde se ubicaban los yacimientos minerales buscados. ¿Quieres conocer a mi amiga Arlete? Tal vez, y sólo tal vez ella pueda mostrarte el camino subterráneo en las entrañas de esta tierra en donde vio a la dama de azul. Ven, lee y anda Guanajuato.