Líder de “Rostros Ocultos”, enciende el ánimo con su guitarra
Sentimiento, pasión, rock , se combinaron en la Biblioteca del Congreso de Guanajuato, cuando Arturo Ibarra, líder del grupo “Rostros Ocultos”, habló sobre la evolución del rock mexicano y se aventó algunas rolas, pero el momento culminante se produjo al pedir un joven estudiante del CECYTEG que le diera la oportunidad de tocar con su guitarra. El cantautor accedió y aumentó el ánimo.

En ese lugar, lleno de libros y documentos que detallan la historia legislativa del estado, donde habitualmente se reúnen estudiosos para investigar el pasado y el presente de Guanajuato, la energía de la guitarra eléctrica hizo añicos al silencio; Ibarra interpretó algunas de sus obras que abordan la búsqueda de la trascendencia humana; al mismo tiempo, charló sobre el desarrollo del rock en español, el pretexto fue la presentación de su libro titulado “Mi Vida en seis Cuerdas, Memorias de un Rostro Oculto”.
En el texto relata anécdotas, como su amistad con Guillermo del Toro , quien grababa los ensayos de los músicos roqueros con una camarita de 8 milímetros, “desde entonces supimos que sería un cineasta con mucho éxito”, pero, el tema central es la forma en que a partir de los años 80 del siglo pasado el rock en español se desenvolvió con grupos como: Caifanes, Fobia, Bony y los Enemigos del Silencio, Los Eléctricos, Ritmo Peligroso, Los Amantes de Lola, Soda Estéreo, Miguel Mateos y Los Hombres G.
Sobrevivir a la industria musical, fue el reto de los jóvenes músicos, que en aquel entonces, también lucharon contra la mala fama que el rock llevaba a cuestas al ser relacionado con las adicciones, “cuando solo buscábamos una forma de expresarnos en contra de la opresión y las injusticias”.
Mientras Ibarra hablaba, el público, compuesto en su mayoría por estudiantes del bachillerato tecnológico, parecía estar electrizado, tanto por la charla como por el sonido de la guitarra; también había maestros y adultos mayores, estos últimos, con el recuerdo de los grupos de antaño, tararearon algunas de sus canciones favoritas.
Cuando el ánimo estaba muy arriba, Emiliano Gutiérrez Méndez, el joven estudiante, pidió al artista su guitarra, y tocó por algunos minutos; el gesto emocionó al público, y Arturo Ibarra lanzó algunos consejos: “nunca teman al fracaso, luchen por sus objetivos”, “no hay mejor pecado que no utilizar los dones otorgados”…
Así concluyó la “Charla de Café”, ahora, con la presencia de un roquero, protagonista de la música en español.