Una canción hipnótica que arrulla el tiempo, un pop onírico*

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Mercedes Nasta presenta Honorata en el MUAC

Roberto Frías / Cultura UNAM    

Foto : Lea Marcaccini.

Entre la vigilia y el sueño, entre los latidos del cuerpo y los ecos de la voz, Mercedes Nasta compuso una canción que se estira como un suspiro: Honorata. La nueva instalación sonora que se inauguró el pasado 11 de octubre en el Espacio de Experimentación Sonora (EES) del Museo Universitario Arte Contemporáneo (MUAC) podrá visitarse hasta abril de 2026. Se trata de una pieza de 15 minutos en formato multicanal, concebida como una canción de cuna hipnótica y expansiva, en la que cada sonido (de la voz al contrabajo, de la viola al órgano Hammond) se despliega lentamente para envolver al oyente.

El proyecto fue comisionado por el MUAC a la compositora y cantante mexicana Mercedes Nasta, reconocida por entrelazar pop, cumbia, bolero y electrónica en atmósferas de quietud y cadencia.

“Cuando me invitaron al proyecto estaba embarazada y tuve a mi bebé en enero. Expliqué que estaba en un proceso muy introspectivo, cuidándome mucho, y que eso iba a informar directamente en la canción”, relató Nasta.

“La concebí como un arrullo, algo que calmara, una canción larga que se desplegara poco a poco. Trabajé en horarios propios de los primeros meses de vida de un bebé. Fue bonito traducir ese estado a música”, expresó.

El curador del Espacio de Experimentación Sonora, Guillermo García Pérez, explicó que la invitación a Nasta surgió del deseo de “empujar al pop hacia el sistema multicanal”. Desde su reapertura, el EES ha buscado mostrar cómo la música popular también es un territorio fértil para la experimentación sonora.

“Imaginaba una canción que no dejara de ser pop, pero que aprovechara las posibilidades envolventes del espacio. Quería una voz reconocible, una letra que pudiera tararearse, pero que también se tomara su tiempo. Mercedes era perfecta para eso”, comentó.

Honorata fue compuesta durante el embarazo y concluida pocos meses después del parto.“La primera parte tiene más estructura, todavía con cierta energía de cuando estás embarazada; la segunda se estira, se vuelve más contemplativa, con sonidos instrumentales. Esas dos etapas están en la pieza”, explicó Nasta.

En ese tránsito corporal y emocional, la artista desarrolló una práctica de escucha del cuerpo: “Dejaba que el cuerpo hablara, con su propio lenguaje y su propia inteligencia. La canción se construyó desde ese lugar de intuición”.

El resultado es una especie de pop minimalista con gestos electrónicos, donde la voz aparece en primer plano, sostenida por una instrumentación delicada.“Es una canción suave, con contrabajo, viola, guitarra y un beat que la teje. Es pop, pero también un arrullo”, resumió la autora.

“Es una pieza hipnótica, un pop onírico que induce a un estado entre el sueño y la vigilia”, explicó García Pérez. Durante el montaje, confesó, “todos terminamos en esa especie de hipnosis. La obra logra una sensación envolvente con pocos elementos, cuidando cada sonido para que la experiencia venga desde otro terreno”.

La espacialización, a cargo de Tobías Álvarez, refuerza esa idea de inmersión: el sonido se expande por los 22 canales del recinto, generando una atmósfera que parece respirarse.“Incluso el subwoofer funciona como un latido del vientre”, apuntó el curador. “Más que golpear el cuerpo, acompaña la cadencia, como si el espacio entero palpitara”.

En el proceso creativo, Nasta asegura que varias melodías llegaron en sueños. “Soñaba las melodías, despertaba y las grababa. La canción se me revelaba en los planos consciente e inconsciente. Algunas las sentía familiares, como si ya las hubiera escuchado antes. Por eso decimos que Honorata es una canción recordada más que compuesta”, declaró. De ahí el carácter hipnótico de la obra: una música que parece repetirse dentro de la cabeza hasta volverse propia.

Respecto al título, explicó, es un juego entre “honrar” y “cantata”.

“Es una forma de honrar el proceso que viví y convertirlo en canción. Es mi manera de rendir tributo a ese tiempo de creación y cuidado”, comentó.

Para García Pérez, Honorata no sólo registra un momento íntimo, sino que también dialoga con una idea más amplia de resguardo.

“En los espacios de cuidado el tiempo transcurre distinto. Esa temporalidad, donde el sonido se expande y se dobla sobre sí mismo, tiene una potencia política. La pieza invita a escuchar desde otro ritmo”, consideró.

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*  Tomada de Gaceta UNAM. Publicada con fines no lucrativos. Si usted está interesado en estos temas, visite el sitio: https://www.gaceta.unam.mx/una-cancion-hipnotica-que-arrulla-el-tiempo-un-pop-onirico/