Histomagia

CANCIÓN DE CUNA

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¡Ay! Qué bonito es volar a las dos de la mañana
A las dos de la mañana, ¡ay! Qué bonito es volar, ¡ay mamá!

Son Jarocho

Las ciudades que poseen muchas áreas verdes con vegetación que se desborda de los muros y los jardines de la ciudad habla del origen que está permanente en el lugar. Aquí hay muchos árboles que nacieron después de la destrucción de parte de la sierra para usar la madera en los rieles de minas y ferrocarril que pasaba por aquí. Se nos olvida que para que este lugar sea lo que es hoy, tuvo que pasar por su conformación desde un caserío a un lado de cañada donde los mineros hicieron sus hogares para poder ir a trabajar a las minas y a las haciendas de beneficio que de a poco dieron la riqueza y el prestigio internacional de toda la ruta del Camino Real de Tierra Adentro que inicia en la CDMX y termina en Santa Fe, Nuevo México, pasando, en otros sitios, Zacatecas, San Luis potosí y Guanajuato, llamado Santa Fe y Real de Minas de Guanajuato, hasta las nuevas construcciones que hablan en zona sur de un Nuevo Guanajuato.

Pues desde esos tiempos antiguos las mujeres de los mineros hablaban de seres misteriosos que se aparecían por las noches, seres que volaban a veces convertidas en bolas de fuego o que viajaban entre los árboles, y le chupaban la sangre a los niños para poder mantener su belleza, vitalidad y su estirpe: las brujas.

Me cuenta mi amigo Dante que cuando él era pequeño vivía con sus padres en una casita cerca del Mineral de Cata y del río lleno de pirules, árboles llorones que caminan sobre el agua y que transportan a las brujas cuando no pueden volar, por eso por aquí se ha dicho: si en un lugar hay pirules, hay brujas. En ese entonces el camino era más solitario, había pocas casas, y ellas se metían a las casas buscando a los niños, ellas eran del vecindario o de otras rancherías que sabían dónde había niños recién nacidos o muy pequeños.

Aunque él era muy pequeño me relata esa vez estaba casi dormido cuando comenzó hacer un aironazo afuera, como su casa tenía techo de lámina, de pronto escuchó que alguna rama o algo cayó arriba de las láminas, se despertó y acostado él pudo ver cómo el viento movió un poco el techo dejando una abertura y dice que recuerda con horror cómo por ahí bajó una mujer pensó que tal vez era su mamá, pero pronto se dio cuenta de que no, porque lo que terminó de despertarlo fue ese canto horrible con que la mujer intentaba hacer imitando a su mamá. Ese ser fue directo hacia él, lo tomó en sus brazos y lo sacó del cuarto por el mismo lugar por el que entró, esa mujer pensó que él estaba dormido porque lo miró sólo una vez.

Dante, en su inocencia, pensó que tal vez era un sueño, pero, aunque todo pasó tan rápido él le pudo ver la cara y los ojos grandes de búho en el pecho, no en su cabeza…angustiado quiso llorar, pero no pudo. Me cuenta que ella olía como a maíz dulce y humo de leña, su pelo era largo y negro y descuidado, era jorobada y le cantaba con una voz gutural una vieja canción de cuna, mientras con sus manos sucias y con uñas enormes levantaba su ropita en busca del ombligo para poder succionarle la sangre y dejarlo seco como dicen que así quedan secos de todo líquido. En ese instante, vio cómo de una rama del árbol de pirul se formó una mano que la subió a las ramas más altas y recuerda cómo el árbol caminó sólo un poco porque ahí fue cuando Dante comenzó a llorar, la bruja lo miró y vio como la luz de luna la reflejó en los inocentes ojos y ella se dio cuenta de que el niño la había mirado en su forma más elemental, en el horrible ser que era. En un segundo, como una ráfaga de viento, bajó, entró a la casa por la techumbre y lo dejó en su cama para alejarse de ahí y no regresar jamás. Para ese entonces sus padres ya estaban despiertos buscándolo afuera, lo escucharon llorar, entraron al cuarto, lo abrazaron, rezaron agradeciéndole a Dios que habían recuperado a su bebé. Ahora Dante ya es papá y aunque su esposa no cree mucho en las brujas, ambos hacen todo para proteger a sus hijos de lo inexplicable que sucede aquí desde hace mucho tiempo.

Los que saben dicen que para protegerte de ellas y ponerles límites es poner las tijeras abiertas en las ventanas o debajo de la almohada del niño, poner el último pañal sucio cerca de él porque a ellas no les gusta ese olor, las aleja; también como les gusta contar, tirar un puño de semillas de mostaza en el techo para que al llegar se queden contando y las agarre el amanecer y puedan morir con los primeros rayos del sol.  

Si te están siguiendo, debes rezar La Magnífica y rociar agua bendita en las camas y en las ventanas y puertas, y con un utensilio de plata cortar las malas energías. Las trenzas de ajos también ayudan a proteger la casa de ellas y algunos otros seres del bajo astral que desean entrar a tu casa.

Pero también te dicen que debes de tener mucho cuidado al verlas, o al saber quién es una de ellas, porque pueden hacerte mucho daño. Algunas tienen el don de transformarse en animales o en sombras para poder escapar de los humanos y perderse en el campo, los cerros o las montañas porque a ellas la naturaleza las obedece y las protege por eso los árboles caminan para esconderlas o salvarlas de alguna situación peligrosa para ellas, aunque a veces ya de plano se convierten en bolas de fuego y desaparecen.

Los que saben también dicen que hay brujas buenas que poseen un poder que ejercen a través del don de ver el futuro y el pasado, las verdaderas brujas no preguntan ella saben lo que te pasa y te ayudan a resolverlo o te dan lo que necesitas en ese momento, ya sea con herbolaria, velas, santos, o pócimas y te ayudan a protegerte del mal. De éstas hay muy pocas. El asunto aquí es que muchas de esas mujeres son de las propias familias para poder sobrevivir desde tiempos inmemoriales y pasar el don a una de las hijas siguiendo una línea femenina y aún hasta hoy se sigue ese ritual.

¿Quieres conocer esta misteriosa ciudad y sus seres nocturnos? Ven, lee y anda Guanajuato.