La actividad se enmarcó en la exposición Partería tradicional: vida, cultura y territorio, vigente en el Centro Comunitario Culhuacán
- Destacan que hay un seguimiento que no se limita al embarazo y nacimiento de un bebé e incluye la atención de enfermedades y orientación
- La actividad se enmarcó en la exposición Partería tradicional: vida, cultura y territorio, vigente en el Centro Comunitario Culhuacán
CDMX.- En las culturas originarias, la partería tradicional se ha transmitido de generación en generación y va más allá de recibir a los recién nacidos o dar soporte a las mujeres durante el embarazo. Se trata de un acompañamiento integral en el cuidado de la salud, que trasciende en el tiempo y en otros momentos importantes en la vida de las madres y sus hijos.

De acuerdo al comunicado de prensa, ese fue uno de los puntos destacados del conversatorio Partería tradicional: vida, cultura y territorio, enmarcado la exposición homónima, organizada por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), en el Centro Comunitario Culhuacán (CCC), Ex Convento de San Juan Evangelista, el 29 de octubre de 2025, donde dos parteras tradicionales compartieron sus experiencias.
“No solo nos dedicamos a la partería, sino a acompañar mujeres. Hay un sinfín de cosas que hacemos en esta práctica, que conlleva el uso de plantas medicinales”, comentó Estela Hernández Martínez, partera tének originaria de Aquismón, en San Luis Potosí, y fundadora de la organización M’ím T’sabal Parteras, quien comenzó a atender nacimientos desde que tenía 15 años.
Tras el alumbramiento, dijo, hay un seguimiento a las mujeres durante la lactancia y el reconocimiento de los bebés a los cuerpos de sus madres. “También acompañamos al padre, porque a veces nos olvidamos de que está presente. Es el parto de ambos y es una transformación increíble cuando la mujer pare acompañada por su pareja”.
Por su parte, Ofelia Pérez Ruiz, partera tsotsil de Chenalhó, en Chiapas, con 35 años de experiencia y vocera del Movimiento de Parteras de Chiapas Nich Ixim, manifestó que la importancia de su trabajo radica en que no se limita al embarazo, parto y posparto, sino la salud integral de las mujeres. “Nos han visto como la primera línea de atención, porque somos quienes estamos las 24 horas del día en la comunidad, por eso somos esenciales”, declaró.
Agregó que las madres “confían en nosotras, porque somos mujeres y hablamos su lengua. Lo más importante para ellas es la confianza, están en sus propios espacios, porque la atención en los hospitales es diferente”. Asimismo, destacó que el vínculo perdura hasta que los hijos cumplen seis años o, incluso, hasta la adolescencia, atendiendo sus enfermedades, y fungiendo como orientadoras o madrinas.
Sin embargo, coincidieron en que esta práctica ancestral se ve rodeada de desconocimiento por parte de las instituciones, lo que se refleja en normativas que tratan de regularla desde una perspectiva homogeneizadora y unilateral, sin consultar sus necesidades o puntos de vista, lo que demerita las prácticas que no encajan con el conocimiento científico occidental.
“No estamos en contra de los médicos, sino en cómo educan al personal de salud, pensando en que los conocimientos de las comunidades indígenas son empíricos, cuando eso es mentira. Nuestros saberes son tan válidos como los de cualquier sistema educativo y debemos sensibilizar a las instituciones sobre ello”, externó Estela Hernández.
Pese a ello, hay esperanza de que esta práctica milenaria perviva, mediante la formación de jóvenes. “Es parte de la resistencia. Una partera muere y con ella se van todos sus conocimientos. No queremos que pase eso, de ahí que una de las luchas es que haya más mujeres que quieran ser parteras”, expresó.
Finalmente, Estela Hernández invitó a la sociedad a conocer y defender la partería tradicional. “Que vengan a vernos, no como una pieza antigua, sino como seres humanos, trabajando en nuestros territorios, acompañando a las comunidades y, sobre todo, a las mujeres y a sus familias”, finalizó.
La exposición Partería tradicional: vida, cultura y territorio integra fotografías, reproducciones de códices, videos, infografías y obras plásticas que ayudan a comprender la importancia de este conocimiento para los pueblos originarios de México. Permanecerá hasta el 29 de marzo de 2026, en la planta alta del Claustro del CCC.
