José Alfredo y la “música culta”. Una reflexión con los grandes autores

No tenía formación musical, componía sus canciones con sentimiento, silbando las melodías, pero su música es reconocida por su valor poético. José Alfredo llega a los rincones del alma, un ejemplo es “Camino de Guanajuato”, donde las trompetas inician con vigor, entusiasmo desbordante, luego, descienden a una melodía más tranquila, y finalmente, llegan al sótano, a la soledad, la muerte.

Seguramente muchos se escandalizarán al comparar la obra del compositor con las obras de la mal llamada “música culta”, pero quieran o no, la música del guanajuatense y la de los grandes compositores producen las mismas emociones. No hay diferencia entre el embelesamiento de quienes oyen el tercer movimiento de La Gran Partita de Mozart y las mujeres y hombres que escuchan “Amanecí Otra Vez entre tus Brazos”, ambas piezas son sensuales, muy sensuales.

En el cuarteto para cuerdas, de Schubert, titulado “La Doncella y la Muerte”, el autor, desesperado por la cercanía de su fin, escribe a un amigo: “piensa en un hombre cuyas más brillantes esperanzas han quedado en la nada; para quien el amor y la amistad son una tortura y cuyo entusiasmo por lo bello se desvanece rápidamente…”En “El Jinete”, José Alfredo refleja muy bien estos sentimientos : “…lleva en su pecho una herida, va con su alma destrozada, quisiera perder la vida y reunirse con su amada, la quería más que a su vida y la perdió para siempre, por eso lleva una herida, por eso busca la muerte”.

Desde dos puntos de vista muy distintos, Bach y José Alfredo se dejaron llevar por los caminos que Dios los llevase, comparten la espiritualidad vivida profundamente; no es exagerar, pero, las misas y cantatas traen a la memoria la sensación de la presencia divina en la obra josealfrediana

Por otra parte,Brahms compuso una bellísima “Canción de Cuna”, la escribió para los hijos de Robert y Klara Schuman, a quienes adoraba; y el compositor dolorense creó “Arrullo de Dios” : “..yo les quiero dejar lo que no tuve, yo los quiero mirar, poco a poco crecer y alcanzar una nube, yo quisiera que Dios, que Dios los arrullara y un mañana distinto, y un distinto mañana , también que Dios les regalara, duérmanse mis niños, duérmanse ya”.

La música y las letras son poesía pura, por ello, entre la mal llamada “música culta” y la música popular no hay jerarquías, quienes afirman lo contrario son intolerantes, e incluso, racistas.

La reflexión anterior fue motivada porque el pasado fin de semana se cumplió un aniversario de la muerte de José Alfredo, y en su “pueblo adorado” recordaron su memoria con “El Festival del Rey”.