Emotiva despedida a Sergio Rábago en Teatro Principal

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Guanajuato, Gto. 05 de febrero de 2013.- Apenas acabó el Ave María en la interpretación de la Camerata de la Nueva España, en el escenario del Teatro Principal,  bajo la dirección de Lourdes Rábago,  y los aplausos compartidos por familiares, músicos y amigos, fueron la despedida para Sergio Rábago León, primer timbal de la Orquesta Sinfónica de la Universidad de Guanajuato (OSUG).

En el homenaje estuvo presente la familia del músico (Foto: Archivo)

El destacado músico murió el domingo a causa de un infarto en su casa, el lunes fue velado en las capillas del DIF de la ciudad y por la tarde trasladado a León donde fue cremado;  este martes recibió un homenaje por parte de familiares y amigos.

En el escenario del teatro,  coronas florales a ambos lados, lucían majestuosos los timbales relucientes,  casi al centro del escenario. En medio de ellos montada en caballete, una foto  de Sergio Rábago vestido de riguroso frack, camisa blanca, moño plateado casi igual que la melena que lucía a sus 46 años. Sus cenizas en una vasija de madera, enfrente de la foto.

Su tío, Diego León Rábago, leyó una semblanza del músico,  casi tan “despojado del profundo amor”,  “sobre quien la universidad, amigos y familiares han querido reconocer y despedir en su paso final”.

De Sergio contó que por su delgadez estatura y su dedicación a las percusiones “algún ingenioso de la sinfónica se le ocurrió llamar, no con burla sino con aprecio, simplemente el baqueta”.

En otro momento lo retrató como un hombre de metas que lo mismo lo llevaron a conseguir de niño un beso de una esposa de un  presidente de la república, que ya en la juventud sus estudios musicales en Europa, ser maestro en el Conservatorio de las Rosas, en Morelia.

Amoroso,  bromista, conciliador, así lo describió en el momento más emotivo del discurso y al final concluyó con el deseo de su madre, esposa, hijos, tíos, sobrinos, amigos y compañeros de que “su espíritu haya trascendido a otra vida superior y que ahí descanse plenamente en paz por siempre”

Enseguida vino la Camerata con la interpretación de Alta Trinita, Beata, una pieza anónima del siglo XV;  Hanacpacha Cusicuinir,  que es un canto suramericano también anónimo,  Xicochi Xicochi de Gaspar Fernández y el Ave María de  Tomás Luis de Victoria.

Al final llegaron los aplausos atronadores y entusiastas que después de algunos minutos fueron bajando el volumen, hasta quedar en silencio.