
Sábado a mediodía necesito proveerme los víveres que me harán sobrevivir en la semana, así que me alisto y me voy al súper. Estas tiendas te ofrecen obtener todo lo que necesitas en un mismo lugar además de brindarte la posibilidad de ver, tocar y comparar para presuntamente acabar ahorrando o de perdida satisfecho. Pero bajo aquella carita de eficiencia se ocultan una serie de leyes de Murphy que aquí les enuncio:
1. La distancia entre dos objetos que necesitas siempre estará atravesada por varios pasillos de cosas que no necesitas y que seguro acabarás llevando. Ejemplo:
—Amor si solo ibas por jabón y pasta de dientes.
—No me digas que no es mono este peluche de koala morado.
2. Dentro de la gama de opciones, la versión más cara te provocará dolor de cartera y la más económica una desconfianza infinita. Ejemplo:
—¿Veinte pesos una lata de chiles? ¿Pues qué hacen? ¿Se multiplican en la lata?
—Esta vale cinco.
—Seguro saben a rayos o fueron empacados por niños chinos a punta de latigazos.
3. La perseverancia y cantidad de demostradoras es inversamente proporcional a las ganas que tienes de comprar el producto. Esto aunado al punto uno resulta en una trampa mortal. Ejemplo:
—¿Señora no gusta ver nuestra gama de peluches fosforescentes?
—Es que voy al pasillo del jabón.
—Sólo tomará un minuto.
4. Todos los productos susceptibles a robo estarán tan extremadamente protegidos que no les verás la marca o tan saqueados que ha sido puestos al servicio de la comunidad. Ejemplo:
—Me cuesta decidirme entre este juego de cubiertos de veinte piezas que solo trae quince o esta caja rectangular cubierta de cinta que estaba en el pasillo y que supongo serán cubiertos, aunque no es seguro.
5. Objeto no deseado en el pasillo incorrecto será abandonado. Ejemplo:
—Ya no quiero este gel antibacterial.
—Déjalo aquí junto a los fijadores para el cabello.
6. Aquella revista tan interesante que encontraste en cajas no llegará contigo a casa, la leerás antes de que llegue tu turno de pagar.
7. La pericia de la cajera y del cerillo son inversamente proporcionales a tu prisa y a lo delicado de los objetos respectivamente. Ejemplo:
—¿Por qué vienes tan tarde y con el pan aplastado y los vasos rotos?
(esta respuesta es demasiado soez para publicarse)
8. Existe un círculo del infierno exclusivo para los responsables del diseño de la clásica bolsa de súper, tan pequeña y frágil.
9. Si tienes hijos multiplica todo lo anterior por cien.
Finalmente y tras toda esta odisea, siempre te quedará la opción de volverte un faquir que necesita lo mínimo para pasarla o quedarte con tu comercio local y el verdulero aquel que por alguna razón que aun no comprendes siempre te alburea… pero estos establecimientos dan para otra historia; así que mejor ahí lo dejamos.
P.D. Ya tengo twitter. Síganme como @malamatrioshka