Candil de la Calle

Decretos de a peso

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O no se pusieron de acuerdo desde un principio, o cada quien va por su lado… o el desprecio del gobernador Miguel Márquez Márquez hacia el grupo parlamentario de su propio partido, con el cual se supone —se supone— que tendría qué compartir agenda, compromisos de campaña, oferta política, es cada vez más notorio, evidente.

Penoso.

Muchas líneas se han dedicado en medios y redes sociales para exponer cómo han sido otras fuerzas políticas y coyunturas ajenas al PAN y a la agenda del gobierno emanado de este partido, las que han marcado y van marcando los pasos de Miguel Márquez, en el Poder Ejecutivo… pero también en el Poder Legislativo.

Y entiéndase bien, el Judicial no es la excepción, porque las propuestas del gobernador para las magistraturas y el Consejo no quedan exentas de este cariz.

Por lo pronto, baste recordar que hasta ahora, el gobernador Márquez se ha ocupado en legislar los fines de semana —probablemente para que no se le confunda en sus facetas de titular del Ejecutivo y legislador extemporáneo— para responder a la agenda del golpeteo mediático y de los partidos de oposición —particularmente del PRI— y casi en ninguna de sus propuestas de los domingos por la noche ha coincidido con lo que la agenda parlamentaria del PAN planteó en el arranque del periodo.

El PAN no había incluido temas como las reformas a la Ley de servidores públicos del estado y los municipios, o en materia de protección a la mujer, o en las modificaciones al tipo penal del feminicidio, por referirnos sólo a algunas de las propuestas que 3M literalmente se ha sacado de la manga cuando le truena un escándalo relacionado con esos asuntos, y que de inmediato son asumidas, procesadas y aprobadas por la bancada de Acción Nacional que parece estar… para eso, además de ofrecernos las efemérides del mes en cada sesión.

(Los anuncios de los domingos por la noche de Márquez, por cierto, le habrán servido para conseguir las portadas de los lunes en medios informativos, con lo que ya le compite al obispado de León y a las homilías dominicales).

Pero en esta carrera acelerada por legislar, el gobernador se ha metido también en negociaciones baratas que le han ganado embrollos innecesarios con temas como el reciente decreto por medio del cual declaró a la Fiesta Brava y a la Fiesta Charra como patrimonio intangible del estado.

Si detrás está o no un acuerdo que le sirvió para amarrar un voto (una abstención, una ausencia) del priísta torero Guillermo Romo para desinflar la Comisión especial con la que el tricolor quería dar seguimiento a las auditorías y cuentas de Juan Manuel Oliva Ramírez, eso se sabe, se supo o se sabrá.

Finalmente, el gobernador entró a la negociación, atendió además a algún grupo de empresarios ganaderos que le habrían insistido —o presionado— en el mismo sentido, y creyó matar dos pájaros de un tiro con un decreto que pagó un favor y que atendió a un sector empresarial del que él mismo no es tan ajeno, ranchero y ganadero al fin y al cabo.

Sólo que no hay modo de justificar el momento o la coyuntura del tema para la “decretitis”, específicamente en el tema taurino; si acaso, un decreto de a peso que podría salirle más caro al gobernador que el “volteón” del señor Romo contra sus compañeros del PRI en el tema de la Comisión contra Juan Manuel Oliva.

Por lo demás, Guillermo Romo ya está siendo acusado por los propios toreros que tanto le festinaron —y le achacaron— su “gestión” para el decreto de patrimonio intangible, de haberlos defraudado al huir antes de pagar los gastos de la corrida en la que se paseó por el redondel de La Luz el domingo 12.

¿Saldrá el gobernador en hombros, con rabo y oreja, de su ataque de “decretitis” dominguera?