Candil de la Calle

PAN duro

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Los partidos políticos no mueren de muerte natural: se suicidan.

José Enrique Rodó

Al presidente del Comité Ejecutivo Nacional del PAN, Gustavo Madero, no le gusta que le pregunten sobre la ética de la dirigencia nacional del partido y suelta un comentario despectivo llamando “reporteretes” a sus interlocutores en alguna conferencia de prensa.

El senador Ernesto Cordero Arroyo dice en una conversación telefónica filtrada que Gustavo Madero y el coordinador de la bancada blanquiazul en la Cámara de Diputados, el sanmiguelense Luis Alberto Villarreal, “son unos rateros” a los que hay que mandar a volar del gobierno del partido porque le están haciendo un daño terrible.

Villarreal acumula “notitas”: que si fue favorecido en los permisos de casinos otorgados en el sexenio anterior; que si anda pidiendo “moche” a los presidentes municipales a cambio de la “gestión” para conseguirles dinero para obras…

Ernesto Cordero un día, cuando era nada menos que el Secretario de Hacienda, hacía alegres cálculos asegurando que con 6 mil pesillos se podía pagar todo en un hogar, hasta las colegiaturas de colegio privado para los hijos.

Al ex gobernador de Guanajuato Juan Manuel Oliva no le dejan de salir “los detallitos” de su sexenio: nadie sabe qué hacer con el parque Bicentenario. Los planes iniciales de instalar un parque de diversiones con inversión privada para convertirlo en una atracción regional naufragan ante la desastrosa imagen que el dispendio y la sospechosa inversión ha dejado en el lugar.

¿Quién se va a animar con semejante lastre?

Mientras se pasea reproduciendo el CD de su historia de éxito por el mundo y vive a costa de la pensión que le pagamos (y del pago de la élite empresarial mexicana por los favores recibidos en su sexenio) Vicente Fox reconoce que es mejor tratado fuera del país que en él. Por eso ahora anda de comisionista de inversiones petroleras.

(¿Para qué abundar en los recovecos de la frase?)

El discretísimo y formal Felipe Calderón dejó la casa (el país) hirviendo en violencia, dizque buscando las soluciones a la hegemonía del narcotráfico (de algunos de los grupos del narcotráfico).

Corrupción, entreguismo, demagogia, malos modos, sospechosismo, un ranchito y un dizque centro de estudios “financiado con los generosos donativos de los mexicanos”…

El panismo convertido en lo que, decían, nunca quiso ser. En lo que tanto detestó. En lo que otrora denunció.

Los ejemplos arriba mencionados sólo son los recientes. Porque la historia moderna del panismo tiene rato nutriéndose con estos ejemplares.

Una vez que consiguió el poder, nada resultó ser igual en el partido de la utopía, del bien común, de la subsidiariedad, de la solidaridad…

Ahora les molesta que se proponga una comisión anti corrupción.

Que se eche en cara el “moche”.

Verse reflejados en tráfico de influencias, negocios, casinos, diezmos, constructores favorecidos, funcionarios corruptos protegidos a costa de sangre y fuego, hoy placeándose rodeados de guaruras (como lo hace el ex secretario de Seguridad calderonista, por si quedaban dudas).

En un país torcido como su geografía.

PAN duro.