En cierre del Cervantino, Blades recuerda a los estudiantes de Ayotzinapa

Compartir

Guanajuato, Gto. 27 de octubre de 2014.- En medio de una noche fría en la explanada de la Alhóndiga de Granaditas, el polifacético cantante panameño Rubén Blades justificó la espera porque en todas las piezas sorprendió al público.

Blades cerró por todo los alto el FIC (Foto: Especial)
Blades cerró por todo lo alto el FIC (Foto: Especial)

No obstante, la revelación más grande fue la secuencia de fotografías de los normalistas desaparecidos en Guerrero.

Blades compartió con alrededor de 8 mil asistentes las vicisitudes de cada tema, acompañado de la Orquesta de Roberto Delgado, tocando en ocasiones las maracas, tatuadas con los escudos nacionales en cada una de ellas, pero la mayoría entonando piezas clásicas como La Caína, Plantación Adentro y Amor y Control.

Relató por ejemplo que en los noventa su madre enfermó de cáncer, motivo por el cual le compuso tres temas, uno de los cuales le pedía la gente. Entonces reconoció que no la cantaba por la emoción que le causaba, “la banda no la quería tocar porque todos conocían a mi mamá, pero ya lo superamos y ahora lo que hacemos en los bailes como en ocasiones como esta se la dedicamos con mucho respeto y solidaridad a toda la gente que como yo o nosotros tenemos familiares enfermos”.

Su siguiente pieza: Desapariciones —porque es imposible no hablar y pensar en las familias de la gente que está llorando y pensando a ver dónde están los estudiantes— la  dedicó a los normalistas de Ayotzinapa, a sus familias y también a los otros desaparecidos que fueron encontrados en fosas comunes y solamente son eso, señaló.

Otro tema que sonó fuerte en el máximo escenario de la Alhóndiga de Granaditas fue la pieza titulada Cuentas del Alma, relativa a la violencia doméstica, “que es algo que va en aumento y es algo que tenemos que tener mucho cuidado con eso”, recomendó.

Luego de explicar que aunque es un tema de los que nadie quiere hablar, esas situaciones ocurren y se retratan en anteriores piezas, como En esa Casa y Teresa Batista, aunque la que presentó ante el público cervantino, “es una canción que se escribió pensando en el efecto que tienen los divorcios en los niños y la experiencia mía y la de mis compañeros de infancia”.

La noche terminó, y el FIC también, con una lluvia de colores que como cada año hicieron retumbar el suelo de la Alhóndiga y al público lanzar exclamaciones de asombro.