Una Colorada(vale más que cien Descoloridas)

Es ahora

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En la entidad se abrirán 12 paquetes para realizar el recuento de votos (Foto: Archivo)
(Foto: Archivo)

Convencer a los ciudadanos de que la crisis ha pasado, que 2015 será de recuperación económica, que la pobreza no seguirá aumentando y sobre todo que las desigualdades sociales se acortarán, debe ser algo más que retórica como la expresada en el mensaje presidencial de final de 2014. Para los destinatarios de este discurso el resultado más que de esperanza fue de incredulidad, ante una realidad de de desempleo y aumento en el costo de varios servicios e insumos.

Quizá por ello en las encuestas un 63% de los consultados manifiesta estar en desacuerdo con el nuevo gabinete, apenas el 49% expresa su satisfacción con la ratificación de uno de los ministros y más de la mitad desean convocar a elecciones legislativas de inmediato.

¿Cómo respondería Usted si sabe que le subirán 4.3% en transporte, 15% en tarifas postales 5% en costo de seguros, y otro tanto en gas, electricidad y ciertas ocurrencias adicionales por tener televisión? ¿De verdad creería en justificaciones de compromiso con los pobres y los desposeídos, solo porque el titular de la frase contó con el beneficio de su voto y expresó tal enunciado en un foro internacional? ¿Qué tanto puede esperar de realidad en una oferta de aumento de empleo, después de varios años de recortes en empresas y el propio sector público? ¿Se puede asegurar que hay una relación humana con los más frágiles, modestos, humildes y pobres, cuando la conducta es obvia en cuanto a la lejanía de la gente y por ende de la realidad?

No hacen falta valoraciones de expertos para entender por qué el rechazo a este tipo de gobernantes y sus discursos. ¿Qué tal si le sorprendieron con el anuncio de millonarios ingresos al país por la construcción de un oleoducto[1] que bombearía 29 millones de galones diarios de energía? Quizá este como muchos otros proyectos que están matando al planeta —léase fraking y otros tantos letales para el clima y el medio ambiente— le parecerían necesarios si con ello usted obtiene un empleo que le permita dar comida, techo y educación a sus hijos aun si con ello se agudizan los letales efectos devastadores en esta nuestra casa que es la Tierra.

Pero permítame aclarar que no estoy hablando del presidente de México que justo ahora dialoga con el señor Obama, quien al parecer está dando una segunda estudiada al proyecto del oleoducto de correría de Canadá a los Estados Unidos, sino de Francois Hollande del cual sus detractores —entre ellos su ex pareja— señalan que es el peor presidente de la quinta república francesa. Podía haber escogido otros muchos ejemplos similares, porque al parecer en todo el mundo hay una crisis de credibilidad política y de democracia.

Para finales de este 2015, vendido por su presidente como un año de fin de crisis y recuperación, se realizará en su capital francesa una cumbre más acerca del clima. En preparación de la misma, se han dado reuniones de diversos países —Perú por ejemplo— y se alistan para recibir delegaciones de 200 naciones que, en una revisión del «viejo» Protocolo de Kioto, deberán proponer acciones efectivas para la auténtica reducción de gases industriales, a fin de evitar o cuando menos retrasar el colapso, que ya ahora nos está cobrando facturas derivadas del calentamiento global advertido hace más de 4 décadas. ¿Se comprometerán Estados Unidos y China —los países quizá más contaminantes— con las acciones necesarias para lograr una reducción del 40% de CO2 de aquí a 15 años? ¿Entienden los líderes mundiales que cada desastre climático, además de vidas humanas, redunda en la pérdida de empleos?

Tres de las reservas de agua dulce del planeta —los dos polos, Groenlandia y el Tíbet— están en riesgo; por el deshielo el nivel del mar ha subido, las inundaciones son cada día más catastróficas. ¿Cuántos de los recursos públicos podrá movilizar Francia para la cumbre de París el próximo diciembre de 2015? ¿Qué porcentaje de los franceses le darán la importancia esperada a este evento si están sumergidos en problemas cotidianos como la crisis de taxistas del grupo UBER[2] tan odiados como los piratas del volante en México? ¿Los ganaderos que llevaron a sus ovejas como medida de protesta a invadir los jardines del Louvre y la torre Eiffel tendrán comunicación con los barsonistas mexicanos que regalan lechugas o tiran leche a las cañerías?

Pero más allá de las simpatías o antipatías con un presidente de cualquier lugar del mundo, la urgencia es que cada uno de los habitantes del planeta nos prepararemos para ejercer nuestro voto con cierto grado de responsabilidad. Este tipo de personas —Hollande, Obama, Peña, Morales, Putin etc. — llegan al poder con nuestra manifestación democrática, bien porque sucumbimos al influjo de la propaganda política, bien porque vendimos nuestra opción democrática por menos que un plato de lentejas. El tiempo es ahora, no dentro de un año después de la toma de protesta de los candidatos “ganadores”. Analiza, piensa, estudia, vota y sólo así podrás exigir decisiones responsables en temas tan importantes como el medio ambiente, el uso de los recursos que mandamos al erario y por supuesto la conducta de personas que decidieron ampliar su esfera pública aun cuando los actos que realicen sean en esencia privados.

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[1] Keystone XL, la llamada mega bomba de carbono.

[2] Permite gestionar la contratación de vehículos en la ciudad a través del teléfono móvil, lo cual es considerado por la mayoría de los taxistas como una competencia desleal. Por ello se espera aprobación de leyes que penalicen acciones comerciales de este tipo con multas de hasta tres mil euros y dos años de cárcel.