
Estamos preparados para ciertos tipos de cosas, tenemos contemplado un abanico de posibilidades y en teoría estas son finitas, como las cartas de una baraja que tienen un número manejable como para que lo tengamos contemplado pero al combinarse los resultados pueden variar de tantísimas formas que escapan a nuestra previsión. Entonces aparece lo inesperado.
Para bien o para mal, cuando llega aquello que nunca sucede suele tener mucho mayor efecto que lo que hemos estado esperando, nos toma en curva y nos deja sin saber a ciencia cierta cómo reaccionar.
Así de forma positiva un regalo sin motivo ni fecha especial puede alegrar mucho a una persona, un equipo puede superar a otro sacándolo de la normalidad, un show puede llegar al climax gracias a un invitado especial o alguien puede ganar mucho dinero apostando por el que nadie apuesta. Cuando nada esperas lo que llegue es bueno.
Pero también puede ser sumamente destructivo, como los sismos, tornados y tormentas impredecibles, la puñaladas por la espalda, las armas secretas, e incluso los manuales de guerra incluyen dentro de los elementos de la táctica a la sorpresa que es actuar a tiempo inesperadamente o con materiales desconocidos, o si no preguntémosle a los troyanos y su caballote.
Existe un tercer tipo de inesperado que es el falso, aquel ante el que nos hacemos los sorprendidos cuando ignoramos todos sus augurios y fuimos ciegos a todas las señales y advertencias, este no es más que irresponsabilidad y ceguera voluntaria, es pensar que no te va a tocar a ti o que aunque esté colgando de un hilo el techo no tiene por qué desplomarse sobre tu cabeza.
Tenemos suficientes problemas y ocupaciones en la vida cotidiana para todavía temerle a lo desconocido o a lo imposible, lo único que nos queda es estar alerta para poder reaccionar lo más rápido y apropiadamente posible ante las malas cosas y abrirnos a disfrutar de las gratas, hacernos cargo de las cosas que sabemos que se aproximan o que son muy probables y de paso, si nos queda tiempo, tratar de sorprender a los demás a través de lo inesperado.