Histomagia

Dejos de realidad y alquimia…

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Guanajuato es un lugar de ensueño, es tan antiguo y tan vivo que realmente es una experiencia grata visitarlo pues tiene un estilo antiguo inigualable, de hecho, es un sueño en vivo porque es como si se hubiera detenido el tiempo, y aunque todos sabemos que soñar es una condición humana como parte de proyectar nuestros deseos, frustraciones, anhelos, más profundos, la cosa cambia cuando de vez en vez el sueño se repite.

cuarzoMe cuenta un amigo, que hace muchos años, él en verdad tenía un sueño recurrente donde se veía de niño  en una de las casas en donde vivió, una casa que está ahí en el viejo barrio de Pastita, cerca del río. Recuerda que en el sueño él tenía la imperiosa necesidad de entrar a un lugar escondido que existía realmente en esa casa y del que nadie, o casi nadie sabía: en esa casa, ahí había una puertecita debajo del lavadero del patio, que llevaba directamente a una habitación abandonada desde hace muchísimo tiempo. Mi amigo no recuerda si alguno de sus abuelos le contó algo sobre ella. El caso es que ese lugar era un cuarto polvoso, con muchas figurillas desde humanas hasta quimeras y gárgolas con alas tan grandes para su tamaño que era impresionante el tan solo verlas. Éstas últimas eran las más impresionantes. Fabricadas de cantera y con su ancestral simbolismo de cuidar de las iglesias y templos, mi amigo no sabía por qué  su atención se concentraba siempre en ellas, como si le llamaran con una energía intimidante, poderosa, como si quisieran darle un mensaje. De hecho él narra que cuando entraba a escondidas a pasar tardes enteras ahí, ellas lo seguían con la mirada en ese cuartucho, como si le hablaran con los ojos. Así que en su sueño, él aparecía en una fiesta con sus familiares, era como una de esas fiestas al aire libre, en donde el espacio abierto da posibilidades de alejarse de ellos, él, sentía mucho miedo como si algo o alguien lo estuviera persiguiendo en ese trayecto en realidad corto, pero que en su sueño se le hacía interminable. Él no sabía por qué sentía  la imperante necesidad de ir a refugiarse a ese lugar, como si lo llamaran vocecitas en su cabeza, para protegerlo, y por fin saber qué era lo que necesitaban decirle esas figuras de cantera. “Tal vez, pensaba en su sueño, ellas quisieran hacer un trueque, un intercambio de favores” porque en su sueño tenía la certeza de que lo que lo perseguía era una energía tan oscura que buscaba su alma de niño. Escondiéndose, sagazmente llegó a esa puertecita en el patio, y sin pensarlo entró y efectivamente, su entrada fue tan rápida que no dio tiempo a estos seres alados de quedarse fijos, inmóviles como deberían de estar hasta la eternidad. Las gárgolas voltearon a verlo, hicieron un círculo en torno a él, abrieron sus alas y lo rodearon como forma mágica de protección quedándose inertes en su estado natural, con los ojos puestos en la puertecita como esperando una batalla contra el mal. Asustado, mi amigo dice que se puso en cuclillas para soportar el embate y quedar al nivel de esos seres de piedra protegiéndolo. La espera se hizo eterna. Silencio. Nada llegó. Sólo escuchaba en la lejanía el alboroto del festín que seguía su curso como la vida, como la muerte. De repente, las gárgolas tomaron vida y giraron sus cuerpos para verlo a los ojos y decirle, con gutural voz, que la piedra está viva, que es la inmortalidad guardada, es la  alquimia natural desde el inicio de los tiempos: la piedra es quien cuida del humano, cuida sus almas porque la piel es frágil, que nunca lo olvide, que lo diga, para que ellas puedan seguir haciendo su misión: cuidarnos a todos de esos seres de bajo astral.  En ese instante, mi amigo despertó de su sueño, recordando claramente lo que debía saber. Extrañado ve sus manos y en ella tenía una de esas figurillas que, hasta la fecha, lo acompaña a todos lados donde viaja, pues está seguro de que los sueños son por algo y tienen dejos de realidad.

Ahora, cada vez que veo una estatua, una gárgola, una quimera, una roca, una mina, sé que no estamos solos y que esta ciudad es ahora más mágica de lo que pensaba, pues es un Real de Minas. Para sentir la energía alquímica de la piedra, ven, lee y anda Guanajuato.