Histomagia

Luz de bruja…

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Hoy tuve una salida imprevista a pasear por las calles de Guanajuato. Un buen amigo mío me invitó y pues nos dimos a la tarea de pasear y admirar la ciudad de noche, donde la luz enfoca cada uno de los rincones de esta en verdad apacible ciudad. Fuimos a Cata, al Mirador de la Mina de Rayas, a la Presa de la Olla, a las faldas del Cerro de los Picachos una vista espectacular de ese Nacimiento que se dice es Guanajuato de noche. También paseamos por las calles del centro, es hermoso ver cómo la iluminación hace que uno se olvide de que aquí es una ciudad mágica. Seguimos por mucho rato paseando y admirando lo que por la rutina no podemos admirar. También seguimos platicando de muchas cosas, tan absortos estábamos el uno del otro,  cuando de repente nos dimos cuenta que no había nadie en las calles que transitábamos, es decir, ni personas, ni autos, nadie…nada…ambos pensamos que era porque ya pasaba de la medianoche, pero en recién viernes y Guanajuato, no en verdad es muy raro.

1236364_603548689704082_898985822_nEn eso estábamos cuando de a poco vemos cómo una luz como una bengala haciendo la forma del infinito se aparece ante nuestros ojos, ambos pensamos que era un juego de luz de pólvora del que usan los niños, pero no esa luz jugueteaba ante nuestros ojos como mostrándonos un camino qué seguir. Mi amigo, se espantó tanto que sólo atinó a decirme: “¿la seguimos? Yo le dije que sí, y que nos vamos siguiéndola hasta donde comienzan Las Palomas, arriba por el barrio de Pastita, la luz nos indicaba que la siguiéramos, pero decidimos ya no seguirla porque esa luz se tornó en un cuerpo humanoide con un rostro horrible que sobresalía de entre el fuego. Él me dijo que mejor ya me llevaba  a mi casa –que queda del otro lado de esos cerros enormes—porque como él vive cerca de la prepa, necesitaba regresar rápido a proteger a su familia. Y así hicimos: nos dimos  a la tarea de regresar a mi casa, y cuál va siendo nuestra sorpresa que en el trayecto no vimos a nadie nadie ni nada en la carretera, nadie… sólo se fueron viendo de a poco taquerías, con escasa gente dado que fue cuaresma. Ambos nos miramos en silencio al ver que, al parecer, seguíamos inmersos en una especie de ambiente infinito de soledad y miedo. Yo sólo atiné a decirle que el hechizo se rompería si regresábamos a ver si la luz de bruja seguía en ese lugar esperándonos. Él me dijo que no, que no regresaríamos porque fuera lo que fuere nos quería, pero no para algo de bien, si no que era obvio que el mal aparece también recreando situaciones desesperadas para que los humanos caigamos en el juego de esos seres que sólo quieren tenernos bajo su hechizo. Diciendo eso y sin más, la gente, autos, perros, motos, turistas, empezaron a aparecer, volviendo todo a la normalidad.

No sé cuánto tiempo duramos platicando y paseando es su carro, pero desde que vimos esa luz el tiempo para mí fue eterno. Sé hay brujas aquí porque se sabe que donde hay pirules, hay brujas. Si quieres cuando vengas le digo a mi amigo nos lleve a ese lugar encantado donde seguimos la luz bruja, para que veas que cada pedazo de vida en esta ciudad es inolvidable. Ven, lee y anda Guanajuato.