Ecos de Mi Onda

Ideas sueltas sobre ciencia y arte en la Prehistoria

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Somos Prehistoria que tendrá el futuro, somos los anales remotos del hombre,

estos años son el pasado del cielo, estos años son cierta agilidad con que el sol

te dibuja en el porvenir, son la verdad o el fin, son Dios.

Silvio Rodríguez

El diccionario nos define a la prehistoria como un período de la historia de la humanidad que comprende desde el origen del hombre hasta la aparición de los primeros testimonios escritos, momento en que comienza el período histórico propiamente dicho. También se refiere a la disciplina histórica que estudia este período. Los límites entre la prehistoria y la historia se definen pues, por la aparición de testimonios escritos, considerando que estos vestigios dan luz a la veracidad de los acontecimientos humanos, a sus actos, ideas y pensamientos, fantasías y reflexiones, dudas y creencias. La realidad sobre los acontecimientos ocurridos en la prehistoria sólo puede ser inferida a través de los vestigios tangibles dispersos bajo y sobre la superficie del planeta, para lo cual la Arqueología, como la ciencia dedicada a estudiar, describir e interpretar las civilizaciones antiguas a través de monumentos, obras artísticas, utensilios y documentos que han podido conservarse hasta la actualidad, es una herramienta primordial.

,Suponemos que la Tierra se formó hace alrededor de 4500 millones de años, tras la Gran Explosión o Big Bang, ocurrida  a su vez hace más de 13 mil millones de años, que produjo la dispersión hacia el espacio disponible de una cantidad inimaginablemente grande de masa y energía, que en el tiempo relativo fue formando las grandes galaxias, como la Vía Láctea, que contenía la nebulosa primigenia que fue consolidando en nuestro sistema solar planetario. A las condiciones de la atmósfera primitiva, sin oxígeno, las condiciones químicas y energéticas  en el planeta hicieron posible la formación de las primeras moléculas orgánicas, azúcares, proteínas, grasas, ácidos nucleicos, que constituyeron el caldo primitivo del que surgieron las primeras formas de vida, hace probablemente 3900 millones de años, las cianobacterias, capaces de realizar una reacción fotoquímica que fue fundamental para el desarrollo de las futuras formas complejas de seres vivos, la fotosíntesis, que fue progresivamente produciendo el oxígeno necesario para la respiración de los grandes animales que aparecieron en el transcurso de millones de años.

Bajo una óptica antropocéntrica, resaltamos la aparición del hombre y mujer, el ser humano,  sobre la Tierra, el Homo sapiens surgido hace alrededor de 250 mil años, los humanos premodernos que evolucionaron anatómicamente al Homo sapiens sapiens, 150 mil años después, y que es referencia inmediata del ser humano actual. Existe la evidencia de documentos escritos, que fueron descubiertos en el Cercano Oriente, en Mesopotamia, alrededor de 3500 años a.C., una serie de tablillas de arcilla con escritura cuneiforme. Ante esto, el período comprendido por lo que se entiende por Prehistoria es abrumador y los es más si se incluye, como se hace normalmente, la extensión de tiempo desde la aparición del ancestro común que evolucionó hacia el Australopithecus, primer primate bípedo, hace más de 5 millones de años.

Así, la tarea de los investigadores para escudriñar la Prehistoria ha sido y es apasionante y muy compleja, como lo son los vestigios que han dado luz a la formación de hipótesis sobre los eventos ocurridos en esta gran época.  Para hablar de Ciencia en la Prehistoria tenemos que considerar la capacidad del ser humano primitivo para ir integrando los conocimientos obtenidos a partir de un proceso que comprendía la observación cuidadosa de determinados fenómenos, la experimentación y el razonamiento de lo observado. Sin duda que el ser humano que tuvo contacto con el fuego, hace casi 800 mil años, sintió una quemadura que sólo encendió más su curiosidad, al punto de investigar de dónde procedía y cómo podría producirse y controlarse. Un rayo y una rama ardiendo, la chispa del roce de dos rocas. Ese momento histórico le proporcionó al ser humano nuevas posibilidades de calidad de vida, que fueron progresivamente descubiertas y compartidas, darle nuevos sabores y consistencias a sus alimentos, protegerse del frío inclemente y de las fieras acechantes, iluminarse en la oscuridad, utilizarlo como arma ofensiva o defensiva, y a continuación usarlo como energía térmica para quemar objetos de barro y producir cerámica y alfarería. La diferenciación como animal pensante se hizo patente al convertirse en la primera criatura que cocinaba al fuego sus alimentos y los empezó a consumir en objetos que le servían de recipientes.

1 elemAlrededor del fuego se fue promoviendo una mayor relación social, que junto a la domesticación de animales y el extraordinario descubrimiento de la semilla que florece, que fue aprovechado para la siembra y recolección de frutos, la agricultura, condujo a la formación de los primeros asentamientos humanos. Los lazos de unión fraterna y los primeros sistemas de comunicación a través de gruñidos, gestos, señas y señales, fueron los cauces sobre los cuales se fue dando la acumulación e intercambio de observaciones, conocimientos, experiencias.

Para hablar de arte en la Prehistoria, debemos estimar la capacidad del hombre prehistórico para recrear y recrearse tomando un aspecto de su realidad o un sentimiento propio y dándole forma utilizando materiales para expresarlo a través de una imagen o de un sonido particular. En la actualidad acudimos a la escala de Mohs para conocer el grado de dureza de un determinado mineral, la cual ubica al talco como el material más blando, con un valor de 1 en la escala, y al diamante como el de mayor dureza, con valor de 10 en la escala. Esta escala se basa en la capacidad de un material mineral para rayar a otro de menor dureza, o más blando. En el pasado los seres humanos utilizaban diferentes materiales para realizar operaciones de corte, incisión, o tallado en la elaboración de diversos utensilios de uso cotidiano y el conocimiento de la dureza de los materiales para estas labores, fue apareciendo por  observación empírica.

En el período paleolítico, el más antiguo de la Prehistoria, que nos remonta a 2.5 millones de años, los objetos elaborados de madera, hueso o marfil ya manifestaban aportaciones estéticas, con dibujos realizados mediante materiales punzocortantes, de figuras toscas de animales y de hombres; a los bastones de mando les agregaban dibujos que resaltaban la dignidad de las personas que los portaban, lo que les otorgaba elementos simbólicos de poder. Hacia aproximadamente 22 mil años, en el período neolítico, se creaban figuras talladas en caliza oolítica, como la llamada Venus de Willendorf, con un tamaño de 11.1 cm de altura y 5.7 cm de ancho, una mujer voluminosa desnuda pintada con un tinte de color ocre rojizo. Se tienen dudas sobre la interpretación cultural de esta relevante obra, pero la carga simbólica es indiscutible y probablemente referida a la fertilidad, no sólo de la mujer, sino de la feminidad de la madre naturaleza y su capacidad proveedora.

Uno de los enfoques fundamentales del ser humano, incluyendo al prehistórico, es la reflexión sobre el destino después de la muerte, aspecto de tipo religioso que en el pasado llevó a la construcción de monumentos megalíticos, grandes piedras ordenadas deliberadamente, para señalar tumbas y sitios sagrados.

255436_244493795690834_499503440_nUna de las manifestaciones de arte prehistórico más importantes es la pintura rupestre, obre la superficie de rocas (rupestris, rupes, roca), con dibujos de acciones animales, caballos, bisontes, búfalos, venados, peces, tortugas, así como de seres humanos en acciones de caza, de guerra de danza, de convivencia social, de manos, sobre paredes de cavernas, taludes de montañas, barrancas, despeñaderos. Todo esto con un tino muy especial en la elaboración de los pigmentos inorgánicos que ha permitido que las obras permanezcan como documentos visuales hasta el presente, aún contra condiciones climáticas adversas en el transcurso de miles de años.

Si nos referimos a la historia de la ciencia, la definimos como la disciplina que estudia el desarrollo temporal de los conocimientos científicos y tecnológicos de las sociedades humanas, por un lado, y el impacto que ambos han tenido sobre la cultura, la economía y la política. Si consideramos al historia del arte, la definimos como una disciplina propia de las ciencias sociales que estudia la evolución del arte a través del tiempo, siendo el arte aquella actividad o producto humano con fines estéticos o comunicativos, mediante lo cual expresa ideas, emociones, su visión del cosmos, empleando recursos plásticos, lingüísticos, sonoros o mixtos.

La ciencia y el arte forman parte de la cultura de los pueblos desde la antigüedad remota, como las actividades humanas que van diseñando el futuro incierto con modelos o paradigmas temporales, mejorables, tanto en sus efectos como en su utilidad para interpretar los fenómenos que nos acontecen en el tiempo. Un pueblo que no se ocupa seriamente del desarrollo científico y artístico, es decir, de un desarrollo cultural, se estanca y se descompone.