Liliana Magdaleno
Guanajuato, Gto. 16 de octubre de 2016.- Como parte de la programación en Artes Escénicas dentro del Festival Internacional Cervantino, la compañía de bailarines El Circo ContemporáNEO Danza Multidisciplinaria, presentó en días pasados en el Teatro Principal la versión extendida de su Propuesta #43, titulada Dos pasos.

Cuatro bailarines, una voz en off y un juego de luces y sombras sobre el escenario conformaron el espectáculo. Para ofrecer un panorama general de este evento, dirigido por Mauricio Nava (Premio Nacional de Danza Guillermo Arriaga 2014) y en el que participaron los artistas guanajuatenses Omar Borjas, Cynthia Shmulkovsky y Selene Aguirre, todos ellos becarios del Programa de Estímulo a la Creación y Desarrollo Artístico en su pasada edición, es necesario discutir ciertos aspectos.
Si bien los elementos de Dos pasos forman un todo como obra, las partes también coexisten de manera autónoma como estructuras alternas e independientes: luces, sombra, texto y acrobacia; 45 minutos de danza contemporánea musicalizada e intervenida por una voz en off que relata acciones confusas, mientras las sombras se proyectan al fondo del escenario.
Hay que decir que, aunque es claro que la compañía tuvo aciertos (como el uso de las luces para proyectar las sombras de los bailarines), también presentó un desfase entre sus elementos. Las acrobacias dancísticas no conservaron la ligereza y maestría de ejecución que se acostumbra en eventos de la talla de este Festival, ya que la calidad de contenido y realización son factores indispensables para su selección. Por otro lado, las luces carecieron de ensayo y dominio y la narrativa resultó simple y burda en determinados momentos. La variedad de historias derivadas de la estructura principal dificultaron la asimilación del argumento en el espectador.
Pese a lo anterior, lo interesante de la propuesta —“abordar la soledad desde una mirada que se alterna entre lo objetivo y lo subjetivo”—, reside en las frases cortas y secuenciales: los bucles. Pensemos en el bucle como repetición, pero también como variación, como ruptura de la linealidad. Dos pasos muestra un trabajo donde los bucles generan una sensación de vértigo, semejante al estado de angustia (¿alusión a la soledad absoluta?), la incertidumbre de estar atrapado en una circularidad.
Si a lo antes señalado sumamos la proyección de las sombras, el efecto se maximiza. Incluso podemos pasar del primer plano y fijar la mirada en las sombras, en la forma en que se confunden unas con otras. La sensación de la caída que percibíamos a través de las sombras se antojaba tal vez más real que las de los propios cuerpos de los bailarines.
Movimiento, estática y repetición conjuntados en una pieza teatral posdramática, dieron como resultado la aceptación y aplauso del público, que sin embargo puede traducirse en opiniones divididas respecto de las nuevas propuestas en el arte escénico.