Guanajuato, Gto. 24 de octubre de 2016.- Ya pasaban de las ocho de la noche, el concierto había comenzado y aún había filas interminables que esperaban acceder a las escalinatas de la Alhóndiga de Granaditas, un recinto que estaba a reventar.
“La Cuca”, apócope de cucaracha, es una banda de rock que desde hace 25 años, entre desintegraciones y reencuentros, ha traído a escenarios mexicanos y extranjeros canciones llenas de humor e irreverencia.
De origen cubano, José Fors, el vocalista y fundador de la banda, cantó con su potente y auténtica voz de rockero, los éxitos que se volvieron populares desde hace más de una década, tales como “La balada”, “La cuca implacable”, “El son del dolor” y “La pucha asesina”.
Durante hora y media, Fors, Alex Otaola, Nacho González y Carlos Avilez, llenaron de vitalidad y locura a un público que bailaba o, por lo menos, cantaba sin cesar. Quizás fue el frío lo que impidió que más mujeres atendieran a la petición más recurrente de Fors: aventar brassieres al escenario para colgarlos de su micrófono y cantar más.
Al abandonar el escenario, dejaron a un público muy animado que, obviamente, iba a exigir más canciones. Cuando todos regresaron a su puesto y, tras escuchar la solicitud más popular, José Fors sólo tenía una pregunta que hacer: “¿Es una cara?”, “¡No!”, gritaba la audiencia; “¿Es una pizza?”, “¡No!” y todos comenzaron a bailar enérgicamente al ritmo de la “Señorita cara de pizza”.