Candil de la Calle

México, punto y seguido

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            La perspectiva inmediata para miles de mexicanos está enfocada en cómo nos irá con el empresario estadunidense Donald Trump como presidente de los Estados Unidos, esa sombra cálida y ominosa que nos genera esa dualidad de expectativas, efectos, influencia, sentimientos y pensamientos.

           Donald Trump Especial Ahora hay quienes señalan que su análisis previo advertía claramente el triunfo del empresario, que para muchos –incluyéndome- resultaba absolutamente improbable, y otros que critican a los agoreros del desastre que advierten que lo peor o mucho peor viene para México…lo que todos pudiéramos creer que nos atenemos a todo lo que sobre los mexicanos y México dijo Trump en su campaña.

            Nada de lo que se advierta sirve de mucho ya ante la realidad frente a nuestros ojos y nuestro país. Qué hará Trump, cómo será su relación con el gobierno y los mexicanos, si cumplirá o no sus amenazas (o las promesas que hizo a sus electores), si todo quedará en discurso de campaña, si su efecto consumará la debacle del peso frente al dólar, todo ello lo veremos o no al tiempo, a partir del primero de enero del 2017.

Qué vamos a hacer todos y cada uno de los habitantes de este país ante lo que el gobierno de Trump decida en su relación vecinal, ésa es la cuestión.

            Punto y seguido.

En México hay tanto y tantos de qué ocuparnos que Trump es una preocupación que para muchos no pasa por la cabeza.

Por ejemplo, para las familias de las miles de personas desaparecidas en este país, principalmente en la última década, a partir de la monstruosa guerra declarada por Felipe Calderón, el esposo de la ahora aspirante presidencial Margarita Zavala que lo acompañó durante esos seis años en Los Pinos, por si se nos quiere olvidar.

Para estas familias se vive un momento crucial en cuanto a la actuación del gobierno mexicano en este tema por una razón: la reforma Constitucional en materia de derechos humanos derivó en la necesidad de contar con una Ley general de desaparición forzada y desaparición por particulares, misma que debió de ser promulgada desde enero de este año.

Ayotzinapa EspecialDesde un principio, la petición de los familiares de los desaparecidos ha sido una, lógica, simple, básica: que se les tome en cuenta y se aproveche la experiencia que suplir las funciones del Estado en la búsqueda y localización de las personas desaparecidas les ha dado en estos años.

Este jueves, el Movimiento por Nuestros Desaparecidos en México acudió al Senado de la República para hacer entrega de las miles de firmas que fueron recabadas en México y Centroamérica, porque exigen que sus voces sean escuchadas en la dictaminación de esta ley, ante el breve tiempo que queda del periodo de sesiones del Senado.

Un Sistema Nacional de Búsqueda, un presupuesto suficiente, garantías para los familiares de los desaparecidos, la estandarización en las definiciones entre personas desaparecidas y no localizadas son demandas medulares de quienes prácticamente se convirtieron en investigadores, ministeriales, policías, peritos para buscar a sus hijas, madres, hermanos, esposos y amigos, ante la posición indolente de autoridades que, simplemente, no buscaron y siguen sin buscar a las personas desaparecidas.

En la realidad nacional, esperar 72 horas para iniciar una búsqueda cuando las certezas no existen en absoluto ante una desaparición es un protocolo rebasado y violatorio de los derechos de víctimas y familiares.

            Las urgencias para muchos, pues, no tienen nada qué ver con Trump ni mucho menos.

La cotidianidad, la esperanza, la expectativa de estas miles de familias es tener en la mano una ley con la que exijan una búsqueda efectiva de esos miles de desaparecidos.

Verdad, justicia, no repetición de estos delitos de lesa humanidad en México.

Esa tendría que ser la gran urgencia nacional.