Una de las cosas que siempre me he preguntado y me intriga sobremanera es, si yo vivo sola, no estoy en mi trabajo y hago una llamada a mi casa, ¿podría “alguien” contestar el teléfono? la lógica me dice que no, pero en Guanajuato nada es lógico en materia de lo cotidiano, que aquí es la convivencia de lo real con lo irreal, lo extraño con lo inesperado, la lucha del bien contra el mal. Historias de misterio que tienen qué ver con llamadas telefónicas extrañas, desde escuchar la voz de un bebé en el auricular mientras hablas con una amiga, hasta recibir una llamada de alguien que ha fallecido, son algunas de las experiencias paranormales que avivan el imaginario social en esta mítica ciudad.
Me cuenta mi amigo Toño, que un fin de semana -de esos en que sabes que romper la rutina saliendo de la ciudad es una buena idea, sobre todo si tienes una invitación de los suegros a desayunar, pero prefieres hacer planes con tu familia- decidieron visitar la ciudad de Dolores Hidalgo, Cuna de la Independencia Nacional, que se encuentra a unos kilómetros de aquí. Tan alegres emprendieron la huida en ese viaje de turistas, que olvidaron llamar y avisar que no irían, y de seguro sus suegros les llamarían para saber de ellos, de “el porqué” no habían asistido al desayuno tradicional de los domingos a tomar su sabroso menudo, platillo típico mexicano, pensó Toño, pero ya estaban en el viaje y no quedaba de otra que divertirse, se dijo.
Pues bien, ese día Toño y su familia lo disfrutaron cabalmente y, al regresar a Guanajuato, decidieron ir a visitar a sus suegros, como una manera de disculparse por el hecho de no haber ido por la mañana, ni haber llamado para avisar de su repentino viaje a Dolores. Y así fue, llegaron y un poco a penados, se disculparon por su ausencia matinal. En la sobremesa, sus suegros y cuñadas, los miraron extrañados y les dijeron que no se disculparan que ya sabían que habían ido a Dolores. Toño y su mujer se miraron atónitos, ¿acaso sus suegros tenía poderes sobrenaturales y habían adivinado su huida a otra ciudad? ¿les estarían jugando una broma? Con una franca curiosidad, Toño les preguntó que cómo sabían de su salida fueras, su suegro le dice que le pregunte a su cuñada; Toño le pregunta y entonces es cuando se entera que al parecer, en esa su casa, no viven solos.
Dice su cuñada que por la mañana, ya desesperados por estarlos esperando para desayunar, su papá le dijo que marcara a la casa de Toño para saber el motivo de su retraso, su cuñada, va y marca a la casa. Un ring…dos ring…tres ring… ella ya iba a colgar, cuando le contesta la voz de una mujer de mediana edad: “¿Sí?”, “Disculpe, ¿me puede comunicar con Toño?”, “No se encuentran señorita, fíjese que salieron a Dolores Hidalgo, de seguro regresarán tarde. ¿Desea dejar algún recado?”. “No, muchas gracias”. “A usted, yo le digo que llamó” y cuelga. Todos le bromean por su nueva sirvienta y en espera de la respuesta de Toño, él les dice que no vive nadie más con ellos, que no tiene sirvienta ni nada por el estilo. Todos en la mesa callaron, porque es en ese preciso momento en que su cuñada y él, mirándose con desconcierto, se dan cuenta de la situación paranormal vivida; ambos se preguntan quién era la mujer que contestó en la casa que estaba completamente sola…su cuñada, aterrada, ahora sabe de que estuvo hablando con alguien que no es de este mundo, con un fantasma que vive en la casa de su hermana. La esposa de Toño le dice que mejor ya no regresen a la casa, que ya han pasado muchas cosas y ahora esto. Toño, asustadísimo,pero no lo demuestra, le dice que esos seres no les han hecho daño, y bromeando le dice: “Mira, hasta dan recados”. Pero nadie rio, sólo se quedaron mirando unos a otros en el silencio de la tarde que, muy a pesar de Toño y su familia, les anunciaba que había que ir a su casa, a esa casa que “alguien” los espera para darles un recado. Tal vez ese fantasma es parte de la vivienda y de la maldición de vivir en el Callejón del Infierno. ¿Quieres conocerlo? Ven, lee y anda Guanajuato.