El Laberinto

Enredado

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Para esta toma de decisiones, para blindarnos contra la inconformidad, aunque los resultados pueden de todos modos ser muy caprichosos, nos sirve primero que nada conocernos para saber con que contamos y que esperamos y  no dejarnos llevar por lo que le funcionó a otras personas.

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Estaba buscando una foto en la computadora y viendo los retratos pasados me entró una agobiante nostalgia por mi cabello, que traje largo durante años hasta hace cuatro meses que decidí darle un cambio, no muy afortunado por cierto. Antes de que cierren la ventana pensando que he cambiado de giro a una columna de consejos de belleza (conozco pocos y los aplico bastante mal) les diré que este drama capilar, para variar, me llevó a pensar en otros temas que espero consideren menos superficiales y no tan enredados.

El cabello revela mucho sobre la edad, ideología y recursos que posee la cabeza que lo porta  y el cuerpo que la sostiene y también da datos interesantes sobre el contexto histórico y social al que el individuo pertenece y la aceptación o rechazo que presenta hacia lo que el colectivo espera de él.

No es casual que todos los movimientos contraculturales presenten una estética alternativa que se enfoque en desafiar los estereotipos imperantes en su momento, como los estilos afros que nacieron junto con la búsqueda de igualdad racial en Estados Unidos o las largas melenas de los hippies varones que implicaban un rechazo a entrar al ejercito o a trabajar en una empresa. Ya que implica identidad y pertenencia lo que hagamos con nuestra cabellera es mucho más importante de lo que parece a simple vista.

Por otro lado el cabello es también una de las formas más escandalosamente visibles de la toma de decisiones, no hay vuelta atrás con respecto a lo que hagamos con él, podemos ejecutar otras acciones que enmienden los errores y que nos hagan estar más conformes con el resultado pero finalmente tenemos que vivir con ello todos los días y no podemos estar, como estaba yo, arrepintiéndonos de lo que hicimos y añorando tiempos pasados o esperando un futuro lejano en el que vuelva a crecer para sentirnos plenos.

Para esta toma de decisiones, para blindarnos contra la inconformidad, aunque los resultados pueden de todos modos ser muy caprichosos, nos sirve primero que nada conocernos para saber con que contamos y que esperamos y  no dejarnos llevar por lo que le funcionó a otras personas, o tomar resoluciones precipitadas por eventos aislados como irnos a rapar por que se nos hizo un nudo, tener claro que estamos dispuestos a dar y con quienes contamos para conseguir lo que deseamos y sobretodo aprender a soltar, y sin perder de vista nuestros planes, disfrutar el presente y soltar nuestras melenas al viento.