Visualiza académico de la UG problemáticas asociadas a la contaminación acústica de las ciudades

Compartir

68 decibles de las seis de la mañana a las 10 de la noche y 40 decibeles de las 10 de la noche a las seis del día siguiente, son los límites máximos permisibles en el municipio de Guanajuato de conformidad con la Norma Oficial Mexicana NOM081ECOL1984 y el Reglamento para la Protección del Ambiente, en lo que se refiere a la emisión de ruido.

Compartir

Guanajuato, Gto. 01 de agosto de 2017.- “Regularmente los gobiernos del mundo se interesan por investigar y combatir la contaminación del ambiente, pero sólo desde el punto de vista del impacto ambiental que ocasionan los desechos sólidos, pero se ha soslayado el tema de la contaminación acústica, es decir del ruido constante”, señaló el Dr. Ramón Alvarado, profesor del Departamento de Música de la Universidad de Guanajuato (UG).

Dr. Ramón Alvarado (foto: UG)

Con base en su tesis doctoral “El paisaje sonoro de la ciudad de Guanajuato, una aproximación desde la música urbana y los pregones”, el Dr. Alvarado explicó que lacontaminación acústica es la presencia del ruido constante y que se llega a apoderar del subconsciente. “Habrá personas que digan ´a mí no me molesta el ruido´ o que ya se acostumbraron, pero eso no es verdad, porque el ruido no te deja descansar profundamente”, aseguró el profesor.

Agregó que el principal problema que causa el ruido en el ser humano es el estrés, que a su vez causa insomnio y el síndrome de fatiga crónica, que provoca dolor de huesos y gripes constantes, “se sienten enfermos todo el día y no llegan al medio día en sus trabajos cuando ya están agotados, tienen mucho sueño, les duele la cabeza, las extremidades, y toda una serie de situaciones causadas por el estrés”.

Dijo que 68 decibles de las seis de la mañana a las 10 de la noche y 40 decibeles de las 10 de la noche a las seis del día siguiente, son los límites máximos permisibles en el municipio de Guanajuato de conformidad con la Norma Oficial Mexicana NOM081ECOL1984 y el Reglamento para la Protección del Ambiente, en lo que se refiere a la emisión de ruido.

Derivado de su investigación, afirmó que ha detectado hasta 98 decibeles frente al Teatro Juárez de la ciudad de Guanajuato, en ese tramo solamente. “Si yo estoy transgrediendo una ley estoy yendo más allá de los derechos de los demás, entonces estoy cometiendo un delito”, dijo el Dr. Alvarado, quien señaló que la ignorancia de la ley no exime de la culpa.

Explicó que si alguien vive a un lado de un bar o cualquier lugar donde haya mucha contaminación acústica, presentará estrés. Cuando los ruidos externos llegan a permear al interior de una casa, incrementará al doble el volumen de la voz, del televisor y el estéreo.

Agregó que para poder comunicarse con una persona se tendría que gritar, la plática normal es de 40 decibeles aproximadamente, entonces aumentaría a 90 decibeles por el ruido exterior; insistió en que es una exageración para el oído del ser humano, porque además del estrés, el ruido constante lastima los huesecillos del oído desde sus vellosidades “que están ahí para protegernos de bacterias y de ruido, se desgastan o se hacen callosidades, entonces disminuye la audición”.

Otra cosa que se sufre actualmente, no sólo en la Ciudad de Guanajuato, sino en el Estado y en todo el país, es la presencia de motocicletas a las que les hacen una serie de modificaciones, como quitarle el silenciador y dejan el escape vacío, esto amplifica el sonido hasta 30 veces, incrementando el ruido en las calles.

El Dr. Ramón Alvarado aclaró que no se trata de que la gente deje de comprar motocicletas o de disfrutar su vida, sino de evitar afectar a los demás, principalmente con el ruido. “Somos libres, pero de lo que no somos libres es de transgredir el derecho de los demás”, aseveró.

El siguiente paso de su investigación es ir con las autoridades correspondientes   para explicar los resultados de su tesis, ya que ha descubierto que hay un problema e incluso existen familias que optan por dejar de vivir en zonas céntricas para evitar verse afectadas por el ruido.

No se trata de silenciar a las ciudades, aclaró, pues no todos los sonidos son contaminación, así, por ejemplo las fiestas religiosas constituyen un paisaje sonoro que se ve enriquecido con expresiones de la cultura mexicana, como los danzantes. Entonces, lo que se busca es establecer límites a la presencia continuada de un sonido no agradable, es decir a la contaminación acústica.

“Pensemos en los derechos de los demás, digamos, no contaminemos el ambiente con ruido porque finalmente el ambiente es de todos, formamos una sociedad compleja donde todos necesitamos de todos en un momento, es como la rueda de la fortuna que a veces estamos arriba y a veces estamos abajo. Tratar de vivir en paz es fantástico”, finalizó el Dr. Ramón Alvarado.