(con alacranes, arañitas y otros bichos)
Hoy quiero compartir brevemente con ustedes, mis lectores, una curiosa y gran experiencia que tuve hace unos días durante el Festival Cervantino. Aunque mucha gente anda de fiesta, yo continúo con mis investigaciones que tienen que ver con aracnología, y no me queda mucho tiempo para disfrutar de todo lo que ofrece la Fiesta del Espíritu, sin embargo, el domingo pasado, caminando por las entretenidas calles de Guanajuato, mi radar aracnológico se activó cuando vi algo muy llamativo para mí en una carpa justo en la plaza Allende, frente al Teatro Cervantes.
Esa carpa alberga a compañías visitantes del Estado de México, pero la que atrajo mi atención fue una proveniente de Malinalco: Casa Diablitos, quienes demás de sales saborizadas, salsas, tés y café, tienen una “bebida de los dioses”: mezcal.
Mezcal, una bebida de los dioses; su origen, muy simple, un rayo cayó en un agave y ahí se dio la primera tatema, según dicen. Siendo los bichos mi gran pasión, no pude sino detenerme en la carpa que hospeda a Casa Diablitos, compañía que entre sus tantas ofertas gastronómicas, presenta un mezcal muy especial. Junto a botellas de mezcal con rosas y cerezas o con ajenjo (entre otras), noté que había junto botellas más grandes con diferentes tipos de bichos dentro. Había insectos, arañas y otros tipos de artrópodos. Me presenté y conversé con los vendedores sobre este tipo tan poco común de mezcales. Según me comentaron, los bichos se remojan en el mezcal por un buen tiempo, alrededor de un año, para que cada criatura dé un sabor particular a cada mezcal. El paladar percibe los diferentes sabores de estos mezcales. La variedad es muy amplia, hay mezcal con escolopendra, mejor conocidos como ciempiés, mezcal con xawes o chinches de árbol de mezquite, mezcal con alacrán, con tarántula, con araña lobo y con cucaracha de Madagascar. En el caso del que contenía un alacrán enorme que pude identificar como escorpión gigante (Hoffmannihadrurus aztecus), Familia Caraboctonidae.
Durante mi vista fue muy interesante ver las reacciones de la gente. Algunos manifestaban curiosidad, otros sorpresa, algunos parecían indiferentes, pero en el caso de dos paseantes, manifestaron gran repugnancia cuando vieron a la enorme cucaracha de Madagascar y las tarántulas.
Es un reto de mercadotecnia el lanzar estos productos a la venta, y quizá es por eso que ponen tanto cuidado en el diseño de las etiquetas, como pueden ver en las fotografías que adjunto. En la parte trasera de la etiqueta, también incluyen información sobre el origen del nombre de Malinalco, asociado con Malinalxóchitl en la mitología náhuatl, la hechicera hermana (o media hermana) de Huitzilopochtli, quien según leyenda, tenía poder sobre arañas, escorpiones, ciempiés y serpientes, utilizándoles para controlar a sus seguidores y matar a sus enemigos. Junto con sus seguidores, siguiendo lo que cuenta la mitología, fundó Malinalco, un lugar que hasta hoy día tiene fuertes asociaciones con brujería y hechicería. Para el personal que estaba en ese local fue un tanto sorprendente encontrar a un extranjero que conociera los detalles de la mitología prehispánica y bueno, entre charla y charla me invitaron a degustar algunos de sus mezcales, y pude probar el refrescante mezcal con menta, el acidito mezcal con cítrico, y el mezcal con chiles. También probé el mezcal con hormigas y el mezcal con xawes, el cual tiene un distintivo y ligero sabor ahumado.
Esta fue la experiencia que pensé de inmediato compartir con ustedes, ya que fue un placer sí probar el producto, pero sobre todo ver cómo una compañía de este tipo se esmera en extremo por ofrecer productos de muy alta calidad dignos de competir en mercados internacionales. Yo me siento muy orgulloso de haber podido compartir esa experiencia cultural y personal con ellos y ahora con ustedes.
Agradezco a Miguel Torres y a los visitantes del Estado de México su hospitalidad y espero de verdad que tengan oportunidad de visitar la sede del Estado de México en la Plaza Allende, ahí, frente al Teatro Cervantes en donde la Fiesta del Espíritu también llega a ser la Fiesta de los Sentidos.
Vale la pena disfrutar de estos productos y por qué no, del mezcal, que como dice el refrán, mezcal bueno, mezcal a punto de veneno, aunque poco veneno no mata.
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