La bella Ortiga de tierra caliente (The Singing Ringing Stinging Tree)

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Al escribir este artículo sobre la ortiga de tierra caliente (Wigandia urens), vino a mi mente un juego de palabras a partir de un cuento tradicional europeo titulado “The Singing Ringing Tree” (El Tintineante Arbolito Cantante, basado en un cuento de los Hermanos Grimm) cuya trama gira alrededor de un árbol mágico que tintinea. La palabra “singing” (gerundio del verbo cantar) se parece a “stinging” (gerundio del verbo picar, también significa urticante). Así, la ortiga de tierra caliente por hoy será mi Singing Ringing Stinging Tree (de ahí el subtítulo de este artículo).

Ortiga de Tierra Caliente. Tajo de Adjuntas, Guanajuato, Abril 2015. ©Mark Pointer

La idea de abordar el tema surgió a partir de ver continuamente esta planta aquí en el estado de Guanajuato y paradójicamente quizá por su abundancia pasa desapercibida para muchos. El género Wigandia abarca actualmente aproximadamente 20 especies de plantas, presentes principalmente en Sudamérica y América Central. El nombre del género tiene que ver con Johann Wigand (1523-1587), un teólogo y clérigo luterano que fue Obispo de Pomesiana, una región parte de lo que fuera Prusia, actualmente la parte norte de Polonia. La ortiga de Tierra caliente (Wigandia urens –sinónimos Wigandia caracasana, W.kunthii y W. scorpiodes), Familia Boraginaceae, Subfamilia Hydrophylloidae, es una planta muy común en los alrededores de Guanajuato capital, y muchos estados de la República Mexicana. Plantas de esta especie son conocidas en México con nombres como chichicastle, chichicastle manso, consuelda, consuelda mayor, hoja de San Pablo, mala mujer (nombre que se aplica a diversas especies), ortiga, ortiga grande, ortiga real, ortiguilla quemadora, sosa, tabaco cimarrón, tabaquillo y zigua, entre muchos otros. En España le llaman Tabaquero de Caracas. En Náhuatl la planta lleva el nombre de Tzitzicastli o Tzitzcaztli, en Chontal se le llama Le-lan-uu-mi y en Zapoteco blag-we, blag-we-guiets and blag-we-zhil. Y para mí, hoy es mi arbolito tintineante urticante.

En un reciente viaje a Sudamérica vi varias especies de Wigandia en Ecuador, en laderas y orillas de caminos y carreteras. Valga mencionar que la especie se ha naturalizado en muchas otras partes del planeta; así podemos encontrarla igualmente en Europa y en Australia o Nueva Zelanda.

Esta ortiga tiene hojas grandes y es un arbusto perenne que llega a medir hasta 6 metros de altura y tiene pelitos urticantes que pueden causar irritación en la piel o reacciones alérgicas en humanos. Sin embargo, la planta es un alimento común para varias especies de insectos tales como chapulines (Icthyotettrix mexicanus y Sphenarium purpurascens), escarabajos (Desmiphora hirticollis, Familia Cerambycidae) y larvas de algunas polillas como  Sphinx lugens, Familia Sphingidae,  Autographa biloba y Lophoceramica pyrra, Familia Noctuidae y Sabulodes matrona, Familia Geometridae. No sé de arañas que se alimenten de la planta, pero sí he visto arañas Lince (Peucetia viridans), Familia Oxyopidae o arañas cangrejo (Mecaphesa sp.), Familia Thomisidae, buscando insectos en la ortiga, como pude constatar durante mi estancia en Ex-Hacienda Santa Teresa y Tajo de Adjuntas, aquí en Guanajuato capital.

La ortiga de tierra caliente en México produce flores y frutos durante todo el año, sin embargo su período de florecimiento es normalmente entre noviembre y abril. La planta produce ramilletes de hermosas flores en sus tallos, y son estas flores las que atraen abejas, mariposas y otros insectos. Las flores tienen corolas lobulosas y miden aproximadamente 30 milímetros y de color morado, violáceo o azul con un centro blanco. Las frutas secas, que brotan después que florece la planta, miden entre 6 y 10 milímetros y tienen muchas semillas dentro. Además de producir semillas, la ortiga también produce serpollos, o brotes nuevos que son tan abundantes que llegan a invadir terrenos fácilmente. La ortiga de tierra caliente es una planta que típicamente se encuentra en zonas áridas, laderas, lugares abandonados, en zonas verdes descuidadas así como en orillas de carreteras, caminos y hasta banquetas y grietas en construcciones viejas o descuidadas. En Guanajuato capital basta con observar con cuidado y podemos distinguir estas plantas en la zona sur o Embajadoras, por poner un ejemplo.

Ortiga de Tierra Caliente, Guanajuato Capital, Mineral de la Hacienda. Grupo de plantas jóvenes. Abril 28, 2018. ©Mark Pointer

Aunque no le gusta a mucha gente por su potencial de invadir terreno, muchos apreciamos igualmente su belleza y hay que destacar también sus cualidades de hierba medicinal, ya que tiene propiedades que ayudan a combatir reumatismo, afecciones sifilíticas y en medicina tradicional se utiliza como estimulante de la circulación sanguínea o diversas infecciones. En Chiapas hay una curiosa asociación de esta planta con una leyenda de los mayas tzotziles de Zinacantán, quienes conocen la ortiga como Chon La, y según leyendas de su folklor, la planta era una serpiente venenosa que el Señor convirtió en planta como remedio para gases estomacales. Es por eso que en esa región, para combatir la flatulencia dan golpecitos en el cuerpo de la persona afectada con hojas de ortiga calientes.

La propiedad urticaria también hace que la planta ocupe un lugar importante en folklor y rituales ceremoniales, particularmente en los rituales de flagelación asociados con el sufrimiento de Jesucristo. Esto ocurre no solamente en Guanajuato o México en general, sino que también lo vemos en Grecia, en donde todavía hay mujeres que se flagelan con ramas de ortiga para redimir sus pecados y recordar la pasión de Jesús. Pero así como tiene usos dentro de este tipo de prácticas en el cristianismo, también encontramos que la planta se transforma de redentora en seductora ya que hay quienes la utilizan con fines de satisfacción y juego sexual, de ahí otro nombre que tiene, el de “pequeña seductora verde”.

Regresando a sus interesantes propiedades botánicas, la ortiga de tierra caliente se está también utilizando como planta pionera para recuperación de suelos, algo que me parece fantástico. Es una planta que en mi opinión merece admiración y respeto, por su sencillez, su belleza, sus propiedades curativas y gran resistencia, una verdadera maravilla de la naturaleza, este tintineante, urticante y bello atractivo en las zonas áridas, mi “singing ringing stinging tree”.

Referencias

Dennis E. Breedlove and Robert M,Laughlin. 1993. The flowering of man. A Tzotzil Botany of Zinacantan Vol 1. Smithsonian Contributions to Anthropology. No 53. Smithsonian Institution Press. Washington

D.C.Hunn, Eugene, S. 2008. A Zapotec Natural History: Trees, Herbs and Flowers, Birds, Beasts and Bugs in the life of San Juan Gbe”e”. University of Arizona Press.

Zenon Cano Santana/Ken Oyama. 1994. “Wigandia urens (hydrophyllaceae): un mosaico de recursos para sus insectos herbívoros. Acta botanica. Número 028. Instituto de Ecología A.C. Pátzcuaro. México.

Rzedowski, G.C. de y J.Rzedowski. 2001. Flora Fanerogámica del Valle de México. 2a ed. Instituto de Ecología y Comisión Nacional para Conocimiento y Uso de la Biodiversidad, Pátzcuaro, Michoacán, México.