Histomagia

Tres veces

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Abrió la puerta y esta ocasión en verdad esperaba que alguien estuviera ahí, pero no había nadie…

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Una de las actividades económicas de Guanajuato, es sin duda el turismo, es por eso que hay una diversidad de lugares para hospedarse desde suntuosos hoteles pasando por hoteles boutique hasta pequeños hostales que permiten que todo tipo de viajeros tengan la experiencia de este pueblo mágico que encanta a todos los que los visitan. Chantal, una de mis alumnas me cuenta que recientemente se hospedó en un hotel de esta ciudad. Me cuenta que ella y sus compañeros estaban listos para realizar diversas actividades culturales de su clase de historia que consistía en visitar todos juntos, desde muy temprano, los diversos lugares emblemáticos de la ciudad. Me relata que esa noche, ya instalados en sus cuartos y listos para dormir, esperaban que el profesor encargado hiciera la visita nocturna para dar cuenta que todos estaban efectivamente en sus cuartos; ya eran casi las once de la noche cuando mi alumna y su amiga decidieron ya mejor dormirse, pues era claro que el profesor ya estaba descansando y ellas no. Y así lo hicieron.

Me dice Chantal que ya estaba en la duerme vela, cuando se sobresalta al escuchar que alguien toca desaforadamente su puerta, ella se despierta y abre la puerta de inmediato, pues piensa que el profesor estaba molesto porque no le abrían, al abrirla no había nadie en el pasillo, ella pensó entonces que alguien le jugaba una broma, de seguro alguno de sus compañeros; cerró y regresó a dormir a su cama, su amiga, pese a lo fuerte de los toquidos, ni se inmutó, ella seguía dormida como angelito.

Chantal se fue a dormir, y esta vez estaba prácticamente dormida, cuando escuchó fuertes toquidos en su puerta, rápidamente se levantó a abrirla para cachar a la persona que estaba –ella pensaba—a estas alturas de la madrugada, jugándole una broma, abrió la puerta y nadie, no había nadie en el pasillo del hotel, ya esta vez, Chantal comenzó a sentir miedo, pues lo más raro de todo era que su amiga seguía tan dormida pese al escándalo nocturno. Preocupada, pero en verdad muy cansada, se volvió a meter a su cama a dormir; esta vez estuvo como quince minutos en espera de que ese “alguien” volviera a tocar la puerta, pero cayó rendida por el cansancio y se durmió. Casi al instante se volvieron a escuchar, esta vez con más fuerza, los toquidos en la puerta, Chantal, se quedó en su cama, le habló a su amiga, pero ella no despertó, el ruido era insufrible, por lo que se levantó a abrir la puerta pese al miedo que le provocaba la situación, pues no quería que los demás huéspedes se despertaban con tal golpeteo. Abrió la puerta y esta ocasión en verdad esperaba que alguien estuviera ahí, pero no había nadie, salió al pasillo, buscó atrás de la mesita contigua a la puerta, y no estaba nadie, sólo, al final del pasillo, vio una sombra que huía y se deslizaba por la alfombra, intrigada la observa y, de repente, esa sombra, a toda velocidad, se dirige a ella, Chantal aterrorizada, se mete a su cuarto y, cuando ya ese ser iba a llegar a su puerta, alcanza a cerrarla. Despavorida se mete de inmediato a su cama, su amiga dormía profundamente, ella se cubre con las cobijas y ya le fue imposible dormir.

A la mañana siguiente, su amiga se despierta y le pregunta -en tono de broma- si no había dormido, por las ojeras que Chantal no puede ocultar. Chantal le pregunta si no había escuchado los toquidos en la puerta, su compañera le dice que no, que ella en verdad había tenido un sueño reparador. Chantal no puede creerlo, nunca podrá saber el por qué nadie, absolutamente nadie, había escuchado que tocaran la puerta ferozmente. ¿Quieres venir a visitar este hotel en el centro de la ciudad? Ven, lee y anda Guanajuato.